domingo, 21 de julio de 2013

El músico cubano logró sus sueños fuera de su tierra.
Por Iván García
Especial Diario Las Americas
Publicado el 21 de julio del 2013
Foto cortesía Héctor O. Torres

Jorge Luis PilotoLA HABANA.- No siempre se puede ser profeta en su tierra. El compositor, productor y arreglista Jorge Luis Piloto Alsar, 56 años, oriundo de Cárdenas, Matanzas, es uno de esos casos.

Muy joven se trasladó a la capital, y se fue a vivir con su hermano Juan Carlos y su madre, Amada Alsar. Los tres compartían una habitación de cuatro metros por tres y una barbacoa de madera, en el segundo piso de un edificio ruinoso, en Romay 67, entre Monte y Zequeira, en la barriada pobre y marginal de El Pilar, Cerro.

Era una Habana de gran escasez material y continuos apagones. Consignas y extensos discursos de Fidel Castro prometiendo un futuro luminoso. Una ciudad que vivía la resaca de la fracasada zafra de los 10 millones, con una inflación de espanto y los estómagos vacíos.

Para todo había que hacer colas. Todo estaba racionado. Desde un carretel de hilo hasta un paquete de gofio. Si querías cenar en un restaurant tenías que ser un trabajador destacado.

A ese barrio de solares, rumba y alcohol sin destilar arribó un día Jorge. Alto, delgado, melena de hippy, guitarra en ristre y una maleta de madera. Su sueño era dedicarse a la música. Pero no llegó en el mejor momento. En aquella Habana, la gente, vestida al estilo Mao, no tenía dinero suficiente para pagar una entrada de teatro y escuchar a un tipo con pinta de “friki”.

Su historia es similar a la de esos músicos itinerantes de los años 40 y 50, que llegaban del interior de la isla a triunfar en la capital. Desde el gran Benny Moré, Arsenio Rodríguez o un tal Francisco Repilado, alias Compay Segundo.

Los primeros recitales de Jorge Luis fueron a sus vecinos. O en el muro del Malecón, junto a su novia y amigos. A modo de consuelo tenía el béisbol. Desde su casa se podía ir a pie al viejo Estadio del Cerro, donde el incipiente artista disfrutaba viendo jugar a Industriales, el mejor club cubano después de 1959.

A fuerza de talento, Piloto fue escalando por la complicada escalera de caracol que conduce al éxito. Lo hizo sin conspirar, sin enviar cartas anónimas a comisionados políticos delatando a un colega. El único reconocimiento en su patria ocurrió en 1979, cuando su canción “Decir tu nombre” fue seleccionada para el Adolfo Guzmán, uno de los más importantes concursos de música popular que ha habido en Cuba.

Y llegó 1980. Un año tremendo. 10.000 cubanos se asilaron en la embajada de Perú, hastiados de marchas revolucionarias y promesas incumplidas. En mayo se abrió el puerto del Mariel. Más de 100.000 compatriotas partieron hacia Miami sólo con las ropas que llevaban puestas. Jorge fue uno de ellos.

Como muchos cubanos, el chico de Cárdenas triunfó en la otra orilla. Sus canciones han sido interpretadas por famosos como Celia Cruz, Christina Aguilera, Oscar D’León, Gilberto Santa Rosa, Chayanne, Luis Enrique, Pilar Montenegro, La India, Tito Nieves, Carlos Vives y Alexander Pires, entre otros muchos.

Su canción “Yo no sé mañana”, en la voz del nicaragüense Luis Enrique, ganó un Grammy Latino en la categoría Mejor Canción Tropical del Año.

Amablemente, Jorge Luis Piloto accedió a ser entrevistado por DIARIO DE LAS AMÉRICAS.

DLA: Más de la mitad de tu vida la llevas viviendo en Estados Unidos. ¿Ha podido la modernidad de Miami relegar a Cárdenas, la tradicional ciudad donde naciste?

Jorge Luis Piloto: Cuando se nace y se vive en un mismo lugar, a veces no se aprecia su importancia en tu vida y quizás le veías más defectos que belleza. Pero al distanciarte, es cuando te das cuenta que ese lugar es parte de tu esencia y al pasar los años empiezas a idealizarlo. Ahí se quedaron tus primeros amigos, tu primera novia y percibes que esa ciudad y sus recuerdos viajan contigo siempre. Miami es hoy mi hogar, donde está mi familia, donde hice mi carrera. Es mi tercera ciudad, porque en el medio está La Habana, la inolvidable, donde me hice hombre y escribí mis primeras canciones. La Habana para mí es especial.

DLA: ¿Qué es lo que más recuerdas de tu infancia y adolescencia? ¿Fuiste más de ciudad o de campo y playa, teniendo tan cercana a Varadero?

JLP: De esa etapa, lo que más recuerdo es a mi madre recién divorciada, pasando trabajo conmigo y mi hermano, sola, haciendo de madre y de padre. También mi primera clase de guitarra y jugando bajo la lluvia, cuando se inundaban las calles de Cárdenas. Siempre he sido de ciudad.

DLA: ¿Cuándo y por qué te trasladas a La Habana? Desde el punto de vista existencial, ¿ganaste o perdiste por haberte mudado a la capital?

JLP: En 1971, recién cumplidos los 16 años, llegué a La Habana, a aquella habitación en la calle Romay, en el barrio del Pilar, donde ya vivían mi madre y mi hermano. En Romay te conocí, creo que soy ocho años mayor que tu. Yo me había quedado viviendo en Cárdenas con una tía abuela, Celia Piloto, mi madrina, ella murió en 1973. La Habana me dió vista larga, me enseñó que había un mundo más allá de Cárdenas y mientras me enamoraba de mi nueva ciudad, empecé a soñar con otra, Miami, donde vivo desde 1980.

DLA: ¿Qué significó para ti y los tuyos la llegada de Fidel Castro al poder?

JLP: La llegada de Fidel no fue bien recibida en mi familia. Aunque supuestamente la Revolución se hacía para gente como mis padres, obreros, ellos sospecharon desde el principio que era comunista y el comunismo, como siempre me decía mi madrina, es la negación del individuo, una masa al servicio de la clase en el gobierno. Tratamos de irnos desde el principio, pero solo se pudo ir mi padre. El próximo fui yo, en el 80, más tarde mi madre y mi hermano también pudieron irse.

DLA: ¿La decisión de irte de Cuba la tomaste de la noche a la mañana?

JLP: -No, siempre lo deseé, fue algo largamente meditado y esperado.

DLA: ¿Con cuál Florida te quedarías, con la de hace tres décadas o con la actual?

JLP: Definitivamente me quedo con la Florida actual. Miami es una ciudad bella y cosmopolita, sin llegar a ser Nueva York o París, pero única. Y fue gracias a los primeros exiliados cubanos que se puso en el mapa y se convirtió en destino de muchos latinos y extranjeros. Las ciudades multiculturales tienden a desarrollarse positiva y económicamente. Miami es futuro.

DLA: ¿Qué piensas de los viajes a Estados Unidos de músicos y artistas de la isla? ¿Y que ahora los disidentes puedan viajar, gracias a la reforma migratoria de Raúl Castro?

JLP: Que los artistas y disidentes puedan salir de Cuba -derecho que les fue negado a todos los cubanos desde el principio de la revolución- me parece justo, lo que no me parece justo es que sea selectivo y de una sola vía. Apoyo todo lo que sea apertura, eso ayudará a romper el dique que levantaron desde adentro y que mantiene encarcelada a Cuba.

DLA: Hablando de disidencia, ¿qué te inspiró a componer un tema dedicado a las Damas de Blanco? ¿Se puede decir que las mujeres han inspirado muchas de tus canciones?

JLP: Mi canción “Laura, dama de blanco”, está dedicada a todas las Damas de Blanco, pero especialmente a Laura Pollán, quien murió en circunstancias sospechosas y me recordó el asesinato de las hermanas Mirabal en Santo Domingo, a mano de los esbirros de Trujillo en 1960. Todas las dictaduras son iguales, sean de derecha o izquierda. Otras mujeres que han inspirado mis canciones han sido mi madre, mi madrina, mi esposa y mi maestra de música Perlita Moré, entre otras que de una forma u otra marcaron mi vida.

DLA: ¿En cuáles proyectos trabajas actualmente?

JLP: Entre mis proyectos musicales más recientes se encuentra la colaboración con un grupo colombiano, Mojito Lite, el director es cubano, Dayhan Díaz, tienen diez canciones mías coescritas con otros compositores amigos. También estoy trabajando con el puertorriqueño Tito Nieves, gran amigo salsero. Y recién salió la canción que escribí [Para celebrar] para un proyecto de Sergio George que se hizo en Curazao y se llama Salsa Giant.

En el ámbito social puedo mencionarte mi participación cada año en los Comités de los Grammy Latinos, en Los Angeles, donde ahora me encuentro y desde donde respondo tu cuestionario. No participo en actividades políticas, no me gustan, aunque tengo opiniones políticas muy definidas.

DLA: En Cuba eras fan de Industriales, equipo insignia del béisbol habanero. ¿A qué club de Grandes Ligas sigues? Me imagino que a menudo asistes a ver juegos en los estadios, como hacías en La Habana. Si te gusta el baloncesto, no me extrañaría que tu favorito sea el Miami Heat.

JLP: Como bien dices, fui fan de los Industriales y acá lo soy de Los Marlins de Miami. Voy al “stadium” varias veces al mes con mi hijo y otros amigos. En estos momentos, los verdaderos fanáticos son los únicos que vamos a verlos, es un equipo muy pobre, pero no pierdo la fe de que mejorarán. Soy optimista con Los Marlins como lo soy con Cuba. Sigo al Heat, acabamos de celebrar que han sido campeones de la NBA por dos años consecutivos.

DLA: Tienes la palabra, para que añadas lo que estimes conveniente.

JLP: Iván, no tengo nada que agregar, pero quiero aprovechar para decirte que la imagen que recuerdo de ti es la de un niño frágil y hoy te veo un hombre valiente e inteligente. El periodismo es la profesión más peligrosa del mundo. Cuídate, que de los buenos quedan pocos.

Tomado de: Diario Las Americas

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