CASTO OCANDO
El Nuevo Herald
El viaje al pasado de Cuba, que tuvo ayer varios escenarios por la celebración del 20 de mayo y el festival Cuba Nostalgia, suscitó emociones no sólo en el tradicional público de personas mayores, sino también entre niños y jóvenes cubanoamericanos de tercera y cuarta generación, que han mostrado un creciente interés por las tradiciones de la isla.
A pesar de que Cuba Nostalgia ''es un recuerdo de la Cuba de ayer que ya no existe, hay mucha gente más joven que antes buscando saber más sobre las tradiciones de sus padres y abuelos'', dijo Emilio Calleja, vicepresidente del evento que concluye hoy en el parque Fair Expo Center, en el sudoeste de Miami.
En otro evento conmemorativo del día de la independencia de Cuba del dominio español, que tuvo lugar en la Plaza Remolcador 13 de Marzo, en la calle Flagler, otro grupo de jóvenes se sumó a la celebración con entusiasmo para mostrar su interés en las fechas patrias de Cuba.
''Mis padres fueron maestros en Cuba y me transmitieron ese amor e interés por la historia cubana'', dijo la joven Azais Menolich, de 25 años y estudiante de postgrado de la Universidad de Miami.
''Las tradiciones en mi familia se han transmitido desde mi padre hasta mi hijo pequeño'', declaró Miguel Giménez, de 30 años, cuyo padre René La Villa fundó una fábrica de guayaberas en Miami en la que participa toda la familia.
''La guayabera no sólo es para mí una pieza del pasado tradicional, sino una ropa que siempre está de moda. De hecho, la guayabera es ahora muy popular entre los jóvenes'', aseguró Giménez, que bautizó a su hijo de 2 años con una guayabera especial, como símbolo de conexión con sus raíces.
Jackie Sarracino, que también ofrecía ayer ropa con motivos cubanos en la feria, indicó que ``todo el mundo que viene está buscando algo relacionado con sus raíces''.
El pediatra Eduardo Otero, nacido en La Habana pero criado en Miami, presentó ayer su libro El ABC de Cuba, una conversación imaginaria de dos abuelos cubanos que explican la cultura de la isla a sus nietos utilizando palabras autóctonas como jutía, quibú, tocororo, jicotea y siboneyes.
''Hay mucha gente joven interesada en la cultura de sus padres'', aseguró Otero. ``Vienen muchas parejas que buscan el libro para tener algo que enseñar a sus hijos''.
Las ilustraciones fueron realizadas por Cristina Milian-Ganz, hija de cubanos nacida en Nueva Jersey, que nunca ha ido a la isla. Sus dibujos son producto de ``mucha investigación y ayuda de mi madre''.
Carrie Weir, joven empresaria de padres cubanos nacida en Miami, que vive en Tennessee, abandonó el periodismo para fabricar ropa infantil con motivos cubanos, que vende desde Nashville, y aspira a vender pronto en Miami.
El nombre de su empresa: Los Pollitos Dicen.
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