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domingo, 27 de abril de 2008

OLGA CONNOR
Especial para El Nuevo Herald


Los artistas cubanos Glexis Novoa, Nereida García Ferraz y Humberto Castro - ROBERTO KOLTUN / El Nuevo Herald

La tragedia política de Cuba escenificada en 76 obras plásticas de 57 artistas cubanos es el tema de la exposición ''Sin rupturas: Diálogos en el arte cubano'', que abre hoy en el Museo de Arte de Fort Lauderdale, con el respaldo de Nova Southeastern University, siguiendo el concepto del curador y jefe de investigaciones del museo, el cubano Jorge H. Santis.

La mayoría de las obras son de artistas exiliados, pero las hay de artistas de la isla, y todas, menos dos prestadas, pertenecen al Museo. La ''tragedia'' se recorre en tres ''actos'', la isla, la travesía por mar y el exilio: ''Paraíso perdido'', ''Arriesgando la vida y el cuerpo'' y ''Sin rupturas: una nueva realidad''. ''Es un show muy político'', anunció Santis. 'El primer `acto' de la tragedia demuestra lo que Castro y su dictadura le han hecho al pueblo cubano: el terror, la destrucción de La Habana, y las figuras políticas convertidas en figuras religiosas''.

'Quizás lo más discutido del show sea el trabajo de José A. Toirac, `Réquiem', del 2004'', propuso Santis. ''La obra está en el MOMA de Nueva York, pero Toirac vive en Cuba''. Es como si se estuviera frente al cuerpo momificado del Ché, mirando un vídeo basado en fotos de sus restos...

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viernes, 11 de enero de 2008


Un museo en Nueva Jersey albergará la exposición

La exhibición 'Cuba! Artists Experience Their Country', que muestra 35 obras de 24 artistas, se inaugura el próximo domingo en el Museo de Arte Hunterdon en Clinton (Nueva Jersey) y permanecerá abierta hasta el 30 de marzo.

Como parte de la inauguración habrá una discusión sobre el tema de la exhibición y que contará con la presencia de Alejandro López, uno de los artistas participantes.

Según Kristen Accola, es la primera vez que este grupo de artistas exhibe en Nueva Jersey y algunas de las obras serán vistas por primera vez en público ya que forman parte de colecciones privadas...

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viernes, 2 de noviembre de 2007

ELENA IGLESIAS
Especial/El Nuevo Herald

Última pintura
José Ramón Morales - Última pintura

''Desde que empecé a pintar seriamente en 1989, siempre he estado en la búsqueda de crearme un estilo'', dice José Ramón Morales, que nació en Caimito del Guayabal, Provincia Habana y llegó a Estados Unidos en 1980 por el Mariel. ''Quiero hacer algo diferente, pero que a la vez caiga dentro de lo que es la pintura cubana. Decidí crearme unas construcciones que no se parecieran a las de nadie, pero donde se viera que era Cuba. Mis edificios parecen casas de campaña o radios antiguos y lo único que deja saber que son edificios y que es Cuba son los vitrales y las puertas coloniales'', afirma el pintor, que practicó veterinaria durante ocho años, mientras estudiaba arte en Miami Dade College y luego con Gustavo Acosta...

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domingo, 23 de septiembre de 2007

El Nuevo Herald
OLGA CONNOR

La empresa Lunáticas se creó en mayo del 2005, y deriva su título de Luna, la hija de los directores Ricardo Vega y Zoé Valdés. Vega dijo en ese entonces que la idea era tener una casa productora de películas, porque ya desde el año 97 en que llegaron a París, el cineasta y la escritora comenzaron a hacer una serie de documentales de artistas cubanos, Un pintor, un cuadro, que incluye a Roberto García York y Guido Llinás (ya fallecidos), Jorge Camacho y Moisés Finalé.

En Nueva York captaron la obra de Agustín Rodríguez antes de que falleciera, y también de otros artistas jóvenes, como Jesús Selgas y Jesús Rivera. Luego, en París filmaron la obra de Gina Pellón. En Miami han filmado a Anita Carballosa y a Gustavo Acosta. En Andalucía a Ramón Unzueta. En París a José Franco. Y seguirían otros pintores.

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jueves, 26 de julio de 2007

Entrevista con Elio Rodríguez, a propósito de la exposición 'Arte, sátira... ¡Subversión!' y de los estereotipos sexuales del negro cubano.

CubaEncuentro
Suset Sánchez, Madrid

Idilio Tropical
Idilio Tropical (2007)

Elio Rodríguez es uno de los artistas que dentro del panorama de las artes visuales producidas en Cuba durante las dos últimas décadas, se podría situar en esos espacios discursivos de resistencia que reivindican las voces de las denominadas "subjetividades laterales" —en palabras del crítico Rufo Caballero—, para enriquecer y complejizar los debates en torno a las identidades nacionales y del ser caribeño.

Múltiples críticos analiza en su obra las peculiaridades de una poética ubicada en un recodo entre el simulacro y la transgresión; en medio de un juego donde los estereotipos culturales y sociológicos se tornan mascaradas para cuestionar el discurso hegemónico y el poder fálico, que deambula entre tintes homoeróticos y afirmaciones raciales, y goza interpretando los registros coloquiales de lo popular...

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Galería recomendada: Obras de Elio Rodríguez


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lunes, 23 de julio de 2007

22 de Julio del 2007, 5:56 PM

DiarioLibre
Alfonso Quiñones

Cabeza de caballo, autoría de Enrique Angulo.
Cabeza de caballo, autoría de Enrique Angulo.

Santo Domingo. Se confabulan. Usted los ve por ahí, calladitos, muy metiditos en sus talleres, que apenas responden a celulares, y es que están imbuidos en alguna jugada extraña, traman algo.

La sorpresa viene por la galería Alinka Arte Contemporáneo, que le va al número 14, dividido en siete y siete, en eso de la suerte o de las bancas de juego o la charada. Siete son los artistas dominicanos y siete los cubanos que se han involucrado en la muestra "Contacto", que será inaugurada el próximo 24 de julio.

La exposición la integran obras producidas en variadas expresiones técnicas, estéticas, estilísticas y conceptuales en los géneros de pintura, escultura y dibujos.

La muestra será inaugurada durante una recepción fijada para las 7:30 de la noche, así bien temprano, para que no se vaya a peligrar la limitación de horarios, no vaya a ser que llegue el señor sereno y los mande a dormir. Ya uno sabe, dominicanos y cubanos se juntan y no saben para cuando acabar, porque los artistas que exponen estarán presentes, compartiendo sus respectivas experiencias creativas con el público.

Abil Peralta Agüero, con sus eternas corbatas y su docto discurso de buen conocedor de más de cuatro cosas ha sido el curador de la exposición que incluye obras de los destacados creadores cubanos residentes en el país, Francisco Sánchez, Enrique Angulo, Carlos Parra, Lázaro Domínguez, Oscar Carballo, Michael G. Cuervo, y el artista Vicente Dopìco Lerner, residente en la cuidad de Miami.

De República Dominicana forman parte de esta exposición, los artistas Raúl Recio, Claudio Espejo, Hilario Olivo, Elvis Avilés, Pascal Meccariello, Gina Rodríguez y Genaro Reyes (Cayuco), todos de un ganado prestigio y tradición creativa en el país.

“Queremos hablarle al público en el lenguaje artístico de la intercaribeñidad contemporáneo, apostando a la unidad de objetivos en la construcción de un espacio democrático entre dos naciones que creen en la diversidad creativa como aspectos fundamentales entre los actores actuales del mapa artístico internacional", ha dicho en una nota Claudio Espejo, director de la galería.

La muestra estará expuesta hasta el 24 de agosto del 2007. Y hay que ser como mínimo enemigo de las artes plásticas para no llegarse a ver la muestra. Tiempo hay.

Dominicanos

Raúl Recio, Claudio Espejo, Hilario Olivo, Elvis Avilés, Pascal Meccariello, Gina Rodríguez y Genaro Reyes (Cayuco)

Cubanos

Francisco Sánchez, Enrique Angulo, Carlos Parra, Lázaro Domínguez, Oscar Carballo, Michael G. Cuervo, y el artista Vicente Dopìco Lerner


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domingo, 24 de junio de 2007

JOSE CABALEIRO
El Nuevo Herald

NATURALEZA MUERTA con mangos y anones (1932) de Juan Gil García
NATURALEZA MUERTA con mangos y anones (1932) de Juan Gil García - Fotos de Cuba - A History In Art / Cortesía de Gary Libby

Desde hace ya muchas décadas, geografía e historia vienen confabulándose para que Estados Unidos y Cuba tengan una relación única. Marejadas han traído de la isla tragedias, patriotas, separación y nueva vida, así como lo que algunos llaman la mayor colección pública de arte cubano en el mundo fuera de la isla.

El Museo de Artes y Ciencias (MAS) de Daytona Beach, 260 millas al norte de Miami, acuna los más de 300 objetos que integran dicha colección, piezas que van desde artefactos taínos, mapas, muebles coloniales y porcelanas francesas hasta cerámicas, esculturas y fotografías, incluyendo pinturas enmarcadas entre el siglo XVIII y mediados del XX, pues la colección excluye lo creado después del triunfo del régimen que se hizo con el poder en la Perla de las Antillas en 1959.

Pero... ¿una importante colección de arte cubano en Daytona, una ciudad conocida fundamentalmente gracias a una carrera de autos y al spring break universitario?, se preguntarán algunos, perplejos. ¿Cómo es eso?, insistirán los más incrédulos.

El origen se remonta a casi 60 años atrás, a dos personas con un sitial polémico en la historia de Cuba, Fulgencio Batista y su segunda esposa, Marta Fernández. La anécdota de la semilla de donde brotó la colección es así, según Juan A, Junco, su guía extraordinaire:

''En su primer período como presidente, entre 1940 y 1944, a Batista muchos pintores cubanos le regalaron obras'', narró Junco, ``a un punto tal que tuvo que alquilar una casa porque se quedó sin paredes''.

''Tras dejar la presidencia en 1944, [Batista] viene a Daytona y se enamora de la ciudad'', acotó Junco.

Entonces él compró una mansión que perteneció a la familia Oldsmobile, de renombre automovilístico. ''Aquí residió esporádicamente hasta 1948, cuando vuelve a la vida política cubana al ser elegido senador por Las Villas'', añadió Junco.

En los primeros años de la década siguiente, ya casada Marta Fernández con Batista, ella pasaba largas temporadas en Daytona con sus hijos. Es en este tiempo que ella tuvo la idea de auspiciar un museo allí. A ese efecto, en 1957, los Batista donaron pinturas, grabados y arte folclórico a la recién creada Cuban Foundation, una especie de patronazgo que vela por la colección cubana del museo de la ciudad.

Ese fue el germen de la actual colección, que en estos momentos excede las 300 piezas, según el curador principal del Museo de Artes y Ciencias, Gary Libby.

Luego viene la fase cuando el militar devenido en político vuelve a postularse a la presidencia en 1952. A partir de entonces comienza una etapa aciaga en la historia de la isla: se inicia ese mismo año, previo a las elecciones, con el segundo golpe de estado de Batista --el primero fue en 1933 para derrocar a Carlos Manuel de Céspedes--, continúa con la insurrección y el triunfo de los rebeldes castristas, y llega hasta nuestros días con el régimen que esa victoria engendró.

En la noche del 31 de diciembre de 1958 al 1ro de enero de 1959, la familia Batista huyó del país. Residió primero en República Dominicana, luego en Portugal y después en España, donde murió el ex presidente y ex dictador. Con el tiempo, Marta Fernández volvió a Estados Unidos y se asentó en Palm Beach.

Y pasó el tiempo y pasó un águila por el mar. En el 2006, falleció ella, quien dejó al museo una gran colección de pinturas, muebles del siglo XIX y valiosa artesanía.

No obstante, la colección no se limitó a las donaciones originales.

''El museo ha seguido creciendo gracias a otras donaciones importantes de muchos ciudadanos estadounidenses que envían piezas'', afirmó Gary Libby, el autor del libro Cuba - A History in Art (Museo de Artes y Ciencias, 2006).

La colección cuenta con muchas piezas de gran valor histórico y estético, de las que la más importante es La Coronación de la Virgen por la Santísima Trinidad, ''por ser la primera pintura recogida en los anales cubanos'', explicó Libby. ''Es Europa en Cuba'', definió el especialista.

Además, las artes plásticas, como litografías de Eduardo Laplante que plasman los grandes cañaverales del siglo XIX, y obras de grandes artistas del XX --Leopoldo Romañach, Amelia Peláez y René Portocarrero, entre otros-- crean el ambiente propicio para muebles como vargueños con marquetería de carey y latón, así como sillas decimonónicas norteamericanas.

''Es una colección interesante'', dijo el galerista Ramón Cernuda, uno de los principales expertos en arte cubano en la actualidad. Aparte del arte colonial cubano ''tiene algunas piezas importantes de los artistas académicos clásicos de la primera mitad del siglo XX'', precisó.

Según Libby, otras colecciones en Miami, como la del Museo Lowe, rivalizan con la del MAS. Según Cernuda, colecciones privadas en Miami, incluida la de él, son más completas.

Situado en 90 acres de hermosa vegetación, en el mismo corazón de Daytona Beach, el museo --fundado en 1955-- es un complejo preservacionista de 49,000 pies cuadrados de exhibición cuyas colecciones incluyen historia de la Florida, joyas del siglo XIX [posiblemente la mejor colección del país al decir de algunos], arte estadounidense, vida y ritual africanos, arte chino, artes decorativas en general y un ala dedicada a los niños, entre otros. Además, cuenta con un planetario.

Museum of Art and Sciences, 1040 Museum Boulevard, Daytona Beach, FL 32114. Cómo llegar: Salir de la I-95 en U.S. 92. Tome dirección este por unas 5 millas hasta llegar a la Ruta 5A. Haga una derecha y al cabo de media milla hallará el museo.

Horario: martes a viernes de 9 a.m. a 4 p.m. Sábado y domingo de 12 m. a 5 p.m. Entrada: adultos, $12.95; seniors, $10.95; niños de 6 a 17 años, $6.95; niños de 5 años y menos, gratis.

Teléfono gratis: 1-866-439-4769. En internet: www.moas.org.

Desde hace ya muchas décadas, geografía e historia vienen confabulándose para que Estados Unidos y Cuba tengan una relación única. Marejadas han traído de la isla tragedias, patriotas, separación y nueva vida, así como lo que algunos llaman la mayor colección pública de arte cubano en el mundo fuera de la isla.

El Museo de Artes y Ciencias (MAS) de Daytona Beach, 260 millas al norte de Miami, acuna los más de 300 objetos que integran dicha colección, piezas que van desde artefactos taínos, mapas, muebles coloniales y porcelanas francesas hasta cerámicas, esculturas y fotografías, incluyendo pinturas enmarcadas entre el siglo XVIII y mediados del XX, pues la colección excluye lo creado después del triunfo del régimen que se hizo con el poder en la Perla de las Antillas en 1959.

Pero... ¿una importante colección de arte cubano en Daytona, una ciudad conocida fundamentalmente gracias a una carrera de autos y al spring break universitario?, se preguntarán algunos, perplejos. ¿Cómo es eso?, insistirán los más incrédulos.

El origen se remonta a casi 60 años atrás, a dos personas con un sitial polémico en la historia de Cuba, Fulgencio Batista y su segunda esposa, Marta Fernández. La anécdota de la semilla de donde brotó la colección es así, según Juan A, Junco, su guía extraordinaire:

''En su primer período como presidente, entre 1940 y 1944, a Batista muchos pintores cubanos le regalaron obras'', narró Junco, ``a un punto tal que tuvo que alquilar una casa porque se quedó sin paredes''.

''Tras dejar la presidencia en 1944, [Batista] viene a Daytona y se enamora de la ciudad'', acotó Junco.

Entonces él compró una mansión que perteneció a la familia Oldsmobile, de renombre automovilístico. ''Aquí residió esporádicamente hasta 1948, cuando vuelve a la vida política cubana al ser elegido senador por Las Villas'', añadió Junco.

En los primeros años de la década siguiente, ya casada Marta Fernández con Batista, ella pasaba largas temporadas en Daytona con sus hijos. Es en este tiempo que ella tuvo la idea de auspiciar un museo allí. A ese efecto, en 1957, los Batista donaron pinturas, grabados y arte folclórico a la recién creada Cuban Foundation, una especie de patronazgo que vela por la colección cubana del museo de la ciudad.

Ese fue el germen de la actual colección, que en estos momentos excede las 300 piezas, según el curador principal del Museo de Artes y Ciencias, Gary Libby.

Luego viene la fase cuando el militar devenido en político vuelve a postularse a la presidencia en 1952. A partir de entonces comienza una etapa aciaga en la historia de la isla: se inicia ese mismo año, previo a las elecciones, con el segundo golpe de estado de Batista --el primero fue en 1933 para derrocar a Carlos Manuel de Céspedes--, continúa con la insurrección y el triunfo de los rebeldes castristas, y llega hasta nuestros días con el régimen que esa victoria engendró.

En la noche del 31 de diciembre de 1958 al 1ro de enero de 1959, la familia Batista huyó del país. Residió primero en República Dominicana, luego en Portugal y después en España, donde murió el ex presidente y ex dictador.

Con el tiempo, Marta Fernández volvió a Estados Unidos y se asentó en Palm Beach.

Y pasó el tiempo y pasó un águila por el mar. En el 2006, falleció ella, quien dejó al museo una gran colección de pinturas, muebles del siglo XIX y valiosa artesanía.

No obstante, la colección no se limitó a las donaciones originales.

''El museo ha seguido creciendo gracias a otras donaciones importantes de muchos ciudadanos estadounidenses que envían piezas'', afirmó Gary Libby, el autor del libro Cuba - A History in Art (Museo de Artes y Ciencias, 2006).

La colección cuenta con muchas piezas de gran valor histórico y estético, de las que la más importante es La Coronación de la Virgen por la Santísima Trinidad, ''por ser la primera pintura recogida en los anales cubanos'', explicó Libby. ''Es Europa en Cuba'', definió el especialista.

Además, las artes plásticas, como litografías de Eduardo Laplante que plasman de los grandes cañaverales del siglo XIX y obras de grandes artistas del XX --Leopoldo Romañach, Amelia Peláez y René Portocarrero, entre otros-- crean el ambiente propicio para muebles como vargueños con marquetería de carey y latón, así como sillas decimonónicas norteamericanas.

''Es una colección interesante'', dijo el galerista Ramón Cernuda, uno de los principales expertos en arte cubano en la actualidad. Aparte del arte colonial cubano ''tiene algunas piezas importantes de los artistas academicos clasicos de la primera mitad del siglo XX'', precisó.

Según Libby, otras colecciones en Miami, como la del Museo Lowe, rivalizan con la del MAS. Según Cernuda, colecciones privadas en Miami, incluida la de él, son más completas.

Situado en 90 acres de hermosa vegetación, en el mismo corazón de Daytona Beach, el museo --fundado en 1955-- es un complejo preservacionista de 49,000 pies cuadrados de exhibición cuyas colecciones incluyen historia de la Florida, joyas del siglo XIX [posiblemente la mejor colección del país al decir de algunos], arte estadounidense, vida y ritual africanos, arte chino, artes decorativas en general y un ala dedicada a los niños, entre otros. Además, cuenta con un planetario.

Museum of Art and Sciences, 1040 Museum Boulevard, Daytona Beach, FL 32114. Cómo llegar: Salir de la I-95 en U.S. 92. Tome dirección este por unas 5 millas hasta llegar a la Ruta 5A. Haga una derecha y al cabo de media milla hallará el museo.

Horario: martes a viernes de 9 a.m. a 4 p.m. Sábado y domingo de 12 m. a 5 p.m. Entrada: adultos, $12.95; seniors, $10.95; niños de 6 a 17 años, $6.95; niños de 5 años y menos, gratis.

Teléfono gratis: 1-866-439-4769. En internet: www.moas.org


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Publicado el sábado 23 de junio del 2007

ELENA IGLESIAS
Especial/El Nuevo Herald

Las cuatro son pintoras de estilos muy diferentes. Mildrey Guillot es impresionista; Martha Oliva Fonseca, expresionista; Marta G. Ismail, surrealista, y Alexis Estupiñán-Arche, realista. Las cuatro tienen sus galerías en la Calle Ocho, donde se sienten felices por la calidad humana de la gente y el ambiente bohemio del barrio. Las cuatro salieron de Cuba en la década de 1960.

Guillot empezó a pintar en Madrid en la década de 1970. ''Nunca había pintado antes'', recuerda. 'Como mi esposo estaba estudiando, yo me iba a los museos que costaban muy poco. Cuando entré al Prado me quedé maravillada y dije: `tengo que pintar'; y el primer día que visite la Casa Sorolla supe que yo era impresionista''.

''Cuando vinimos para Estados Unidos tomé clases con Félix Ramos y Francisco Coro Marrodán'', agrega. ''Un día fue a mi casa una galerista que se interesó por mis cuadros y me invitó a exponerlos en su galería del Design District. Era el año 1988. Más tarde exhibí en Key Biscayne, pero fue en Coral Gables cuando recibí el impulso grande. Renté un estudio en la calle Aurora y me di a conocer bien. Después compartí una galería en Ponce de León con dos pintoras más''. Pero Guillot disfrutaba la Calle Ocho desde que iba a los Viernes Culturales, y hace tres años decidió montar allí su galería. ``Al principio me pregunté si mi clientela vendría hasta aquí, pero sí me ha seguido''.

A la artista le gusta plasmar en sus cuadros los sentimientos. ``Es el caso de las bailarinas, que tanto me piden, porque son delicadas, femeninas. Los músicos igual; expreso la emoción que ellos sienten al tocar sus instrumentos. Me gusta que haya una historia detrás del cuadro. La vida diaria es bella, sólo hay que mirarla con ojos de artista''.

Ismail sabía que iba a ser pintora desde niña. Sin embargo, no fue hasta la década de 1980, cuando se mudó con su familia para Miami, que comenzó a estudiar pintura con Félix Ramos, Cosio y Francisco Casas. ``Empecé a pintar nostalgia cubana, los campos de Cuba, los flamboyanes. Después mandamos a estudiar a mis hijas a París, donde pasé 13 años. Allí dejé lo cubano y empecé a interesarme por el impresionismo''.

En la década de 1990, de nuevo en Estados Unidos, comenzó para la artista su etapa surrealista. ``Pintaba objetos reales, pero los empecé a poner como si fueran parte de un sueño. Me identifico con el surrealismo, y aunque sigo pintando cuadros cubanos, ahora los hago al estilo surrealista. Pinto como soy, con mucho color y mucha fuerza''.

Ismail, quien exhibió en Agora Gallery de Nueva York en febrero, no tenía galería sino un estudio en su casa. ``Pero cuando ya te conocen, necesitas un sitio donde puedan ir los clientes. Necesitaba una galería. Tenía miedo de lanzarme, pero al fin lo hice. Coincidió con el evento Navidades en la Calle Ocho y me fue de maravilla''.

Oliva Fonseca desde muy pequeña se interesó por las artes. ''Soy parte de Pedro Pan. Cuando mis padres salieron de Cuba nos mudamos a Nueva York y allí comencé a pintar seriamente. Pintaba en mi casa y trabajaba en la ciudad en diseño arquitectónico. Cuando vinimos a Miami en la década de 1980 no me gustó. Me parecía que aquí no había cultura, ni galerías. Decidí abrir un estudio de pintura en Coral Gables, pero el lugar cerró''. A Oliva Fonseca, dueña de Obini Gallery, siempre le había llamado la atención el folclor de la Calle Ocho. Primero rentó un local allí con una amiga pintora, pero pronto se les hizo pequeño y decidió mudarse a su galería actual, donde comparte el espacio con Jesse Ríos. ``Es mi oasis, mi casita cultural. Allí estoy pintando desde el 2003''.

Oliva Fonseca es expresionista y vuelca su emoción en la pintura. ``Mis cuadros reflejan mi estado de ánimo y lo que me impacta emocionalmente. Yo he padecido muchísimo. Tuve cáncer y me dieron un 20 por ciento de posibilidad de vivir. Pero soy como el ave fénix, me levanto de las cenizas, un tema recurrente en mis cuadros''.

A Estupiñán, dueña de la Galería Arche, desde pequeña le encantaba pintar rostros. Salió de Cuba para Nueva York, donde estudió en el Hunter College historia del arte y tomó clases con modelos en vivo. ``Cuando llegué a Miami en 1990 ingresé en el Miami Art Club, donde tomé clases con varios maestros y perfeccioné diferentes técnicas, pero mi pintura floreció bajo el tutelaje de Dominica Alcántara, quien me consiguió este espacio que rento desde hace tres años''.

Esta pintora realista abarca diferentes temas, incluyendo paisajes, naturaleza muerta y retratos. ''La Calle Ocho está resurgiendo, ya tenemos más de 13 galerías y no hay competencia, nos ayudamos todos. Mucha gente, que viene de Nueva York nostálgica, me compra paisajes cubanos. Para mí es interesante conversar con los turistas de todas partes del mundo que se acercan a mi galería'', dice Estupiñán, quien exhibe también obras de otros pintores.•

iglesiase@bellsouth.net

Obini Studio Gallery, 1329 SW 8 St., (786) 426-7993; Martha Ismail Fine Art, 1516 SW 8 St., (305) 642-8922; Mildrey Guillot Gallery, 1654 SW 8 St., (305) 642-6122; Galería Arche, 742 SW 16 Ave., (305) 281-8133.


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martes, 19 de junio de 2007

Publicado el domingo 17 de junio del 2007

WILLIAM NAVARRETE
Especial/El Nuevo Herald

Ramón Alejandro

En 1971, en la galería de Jacques Desbrières en París, el pintor cubano Ramón Alejandro (La Habana, 1943) exponía sus extravagantes máquinas. Si a los transeúntes de la calle Guénégaud no les bastaba la visión de aquellos artefactos inquietantes para penetrar, en el París del esnobismo estructuralista de aquel tiempo, el misterio de las piezas extraordinarias que veían, la presencia de Roland Barthes, Severo Sarduy y Bernard Noel como autores del prefacio del catálogo les ayudaría entonces entender que se trataba de un artista y una muestra excepcionales.

Y es que tener a tres prefacistas de la talla de los antes mencionados es lujo del que muy pocos artistas pueden disponer. Hallarse, como fue en el caso de Alejandro, en el meollo de la crítica de una época (incluso involuntariamente según su propio testimonio), adulado por quienes dictaban los juicios valorativos de la misma y solicitado por coleccionistas, autores e impresores, no puede significar otra cosa que la clara conciencia de cada uno de ellos de haber descubierto a un artista que ennoblecería sus plumas, a la vez que les permitiría jactarse, el día de mañana, de haber tenido el ojo para distinguirlo en medio de la confusión de modas y otras bizarrerías conocidas de entonces.

Por eso, la idea de las ediciones L'Atelier des Brissants de ilustrar con imágenes de obras de Ramón Alejandro, textos que esclarecen su arte, es un acontecimiento mayor para la historia de la pintura cubana. Al texto original A la búsqueda de un nombre, de Roland Barthes con que comienza el recorrido, siguen otros no menos enjundiosos de Bernard Noel, Patrick Waldberg (quien tuvo el mérito de escribir el primer catálogo del artista en 1968), el célebre escritor martiniqueño Edouard Glissant, Jean-Louis Clavé, Jean-Jacques Lévque, Jacques Lacarrière, André Velter y Pierre Laurendeau, en lo que respecta al quórum de ilustres franceses para los que esta pintura merecía que las tintas corrieran.

El escritor Severo Sarduy es el primero de los cubanos en brindar razones que lo obligan a detenerse ante el trabajo de Ramón Alejandro. Le siguen Guillermo Cabrera Infante (autor de un célebre mano a mano de textos y dibujos entre él y el artista titulado ¡Vaya papaya!), y se suman Carlos M. Luis, Jorge Gómez Sicre, Orlando González Esteva, Rafael Rojas y Antonio José Ponte.

Este reparto de voces, en que franceses y cubanos pugnan por apropiarse del sentido intrincado de la obra del pintor, me tienta a pensar que el artista ha tenido dos vidas que se complementan aunque puedan repelerse a la vez. La primera, aquella de su entrada triunfal en el selecto mundo de la cultura francesa. La segunda, el regreso, a Cuba, el país de origen, que a juzgar por la exuberante manera en que Ramón Alejandro lo presenta, nos coloca ante una explosión que sólo puede ocurrir cuando algo ha estado por mucho tiempo subyacente y reprimido.

En la encrucijada de esos dos mundos, Francia y Cuba, hay una obra --El gusto del Poder (1991)-- que a mi juicio denota la frontera entre ambos. En ella una máquina dentada, perfectamente racional aunque también ditirámbica se dispone a morder la carnosidad pulposa de una papaya. La dentellada no llega a producirse, como tampoco se ha producido nunca la dominación real (aparente tal vez sí) de uno de esos mundos por el otro. Son dos estructuras físicas y mentales que crean equilibrios, pero que no logran entenderse plenamente. En ese justo instante, al volver al tema de Cuba después de tres décadas de disciplina estética europea, la pintura de Ramón Alejandro alcanza la universalidad que puede expresar el arte. Porque en resumidas cuentas volver al origen es completar el ciclo de la vida, y completarlo equivale a encerrar el Cosmos entre las manos.

Mas la edición de este libro, en que aparentemente un largo ciclo se ha cerrado no significa, tratándose de un artista con ingenio y en constante mutación, el fin de tantos ofrecimientos. Sin sospechar que tocaba con la punta de los dedos (aunque en realidad a soplete y cincel puros) el ámbito de la escultura, Ramón Alejandro ha hecho de un cacharro refrigerado de La Habana una obra digna del diseño davinciano. Como si en la península itálica del Renacimiento hubieran existido artefactos que refrigeraran los alimentos y como si para protegerse de la inclemencia insular de múltiples sentidos no hubiera mejor remedio que refrigerar en esa sorprendente caja todo lo que el hombre ha ofrecido desde las orillas del Po y el Arno.

Y quienes leen las crónicas que el pintor escribe y entienden sus múltiples sentidos, saben como yo, que no hay vaticinio ni regla que permita definir el final de un ciclo o el final de todos los ciclos. La admirable calidad generada por un talento sin par es lo que aquí cuenta. El libro que ahora reseño salvaguarda para los cubanos la singular coyuntura del arte de la Isla en las décadas contemporáneas y puede explicar con más acierto nuestra naturaleza que los mejores tratados de Estética.•

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jueves, 7 de junio de 2007



Publicado el domingo 03 de junio del 2007

CARLOS M. LUIS
Especial/El Nuevo Herald

El artista cubano Eduardo Michaelsen - Pedro Portal / EL NUEVO HERALD
El artista cubano Eduardo Michaelsen - Pedro Portal / EL NUEVO HERALD

Desde hace años Arturo Mosquera ha ido ofreciendo exposiciones de pintura, fotografía e instalaciones en su consulta de la 87 avenida. A pesar de lo inusitado del espacio disponible, numerosos pintores pasaron por el mismo, exhibiendo sus obras en su sala de espera, oficinas o en otros espacios destinados al uso de su profesión. Ahora el Dr. Mosquera ha decidido ampliar su espacio convirtiendo un local adyacente en una sala ''alternativa'' (llamada Farside Gallery), escogiendo para su inauguración a Eduardo Michaelsen.

Eduardo Michaelsen nació en Santiago de Cuba en 1920. En 1939 se trasladó a La Habana donde estudió brevemente en la escuela de arte San Alejandro. En 1980 a través del éxodo del Mariel llegó a los Estados Unidos eligiendo la ciudad de San Francisco como residencia. Si su obra fue exhibida en La Habana en 1963, 1978 y en 1979, también ha tenido oportunidad de ser mostrada tanto en San Francisco como en Miami. En 1987 fue incluido en la importante exhibición itinerante Outside Cuba que se iniciara en la Rutgers University. La actual exposición recoge pues un variado inventario de su producción en el exilio, poniendo en perspectiva la importancia y significado de su pintura.

Una larga tradición cubana de tendencia costumbrista que se remonta al siglo XIX, confluye en la pintura de Michaelsen. Esa tradición popularizó en Cuba una manera de ver la realidad nacional que incluía desde lo caricaturesco, hasta un sentido corrosivo del humor que siempre ha sido uno de los rasgos principales del ethos cubano. En tanto que manifestación literaria, el costumbrismo tuvo como precursor a Don Pascual Ventura Ferrer (1772-1851) quien describiera desde las páginas de su periódico ''El Regañón'', aspectos de la vida de su país vistos a través de una mirada que descubría lo que él interpretaba como grotesco y desmañado. Esa mirada suya también se plasmó en un pintor, Víctor Patricio Landaluce (1828-1889), cuya incesante sorna hacia lo cubano llegó a convertirlo en el gran caricaturista de su época. Por su parte los negros pasaron a formar parte de esa visión, tanto en las marquillas de los cigarros como en el teatro llamado ''los Negros Catedráticos''. Fue así que el siglo XX recogiera ese legado traduciéndolo en sainetes, caricaturas, guarachas, sones, etc., donde el choteo popular se desbordó en varios tipos de expresiones. Sólo tenemos que recordar a Chicharito y Sopeira y a la Tremenda Corte para tener oportunidad de ver plasmados en esos episodios, todo un costado burlesco del acontecer nacional, que revelan más de su realidad que todos los sesudos análisis que suelen hacerse sobre el mismo.

Michaelsen con sus 87 años ha vivido lo suficiente para formar parte intrínseca de esa corriente que continúa aún alimentando a la imaginación del cubano. Tanto la Cuba republicana como la que posteriormente diera al traste con la misma, han formado parte de su testimonio como artista. Su pintura, sin embargo, se inserta dentro de lo que en general se llama ''arte naive'' y ese arte no tuvo en Cuba la misma fuerza que alcanzara en otros países. Es cierto que tuvimos en Cuba a dos españoles (como lo era Landaluce), Rafael Moreno (1887-1955) y F. I. Acevedo (1889-1961) que practicaron ese género de pintura. También es cierto que las investigaciones de Samuel Feijóo descubrieron un rico caudal de pintores populares de Las Villas con los cuales Michaelsen guarda indiscutibles afinidades. A pesar de ello podemos señalar a este pintor como el primer cubano cuya pintura ha recorrido los caminos de una expresión que reúne distintos semblantes de eso que en términos generales podemos llamar nuestro folklore. El mismo pintor ha confesado su deuda con el Trío Matamoros, o con María Teresa Vera (uno de los cuadros de la exposición se titula Longina que fuera interpretada por esa cantante) como además por las creencias de las religiones afrocubanas. Todo ese mundo suyo está poblado pues, con personajes surgidos de una fértil fantasía que corresponde a su vez a la poesía colectiva de su pueblo. Es ahí donde descansa, a mi entender, el poder de su arte.

Otro costado que es importante destacar del mismo es la relación que su pintura mantiene con varios maestros de la vanguardia cubana. Uno de estos, Carlos Enríquez, se encuentra representado en la actual exhibición por dos cuadros que ''reinterpretan'' el mundo tan cargado de emotividad del autor de El Rapto de las mulatas. El primer cuadro titulado El hurón azul escenifica el espacio que Carlos Enríquez construyera, espacio que pasó a ser uno de los lugares ''míticos'' de la pintura cubana. Michaelsen interpreta a Carlos Enríquez reproduciendo en una tela un supuesto jardín de las delicias, con sus Evas desnudas, serpientes y otro animal híbrido que forma parte de su bestiario. El segundo cuadro se titula El rapto de las jineteras y resulta ser una parodia del famoso ''rapto'' que Carlos Enríquez pintara en plena Cuba republicana, pero esta vez llevada a la etapa actual. En su relación con pintores de la vanguardia cubana (podemos traer también a colación a Portocarrero, Amelia Peláez, Mariano o Cundo Bermúdez) es cómo se establece una línea de sucesión dentro de la pintura de Michaelsen que lo sitúa dentro de un contexto quizás único dentro de la historia de nuestra pintura.•

La exposición 'Tribute to the Art of Eduardo Michaelsen: Cuba's Hidden Master' se encuentra abierta en la galería Farside hasta el 28 de junio. 1305 SW 87 Ave. Un catálogo ilustrado con texto de Ricardo Pau Llosa se encuentra disponible.


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miércoles, 6 de junio de 2007

Publicado el domingo 03 de junio del 2007

ALFREDO TRIFF
Especial/El Nuevo Herald

'Struggle with unknow enemy' 2006
'Struggle with unknow enemy' 2006 - Reitzel Gallery

Araíz de la explosión del género ''manga'' en Europa y los Estados Unidos a mediado de los años 90, el lenguaje de los cómics ha adquirido una nueva dimensión. Pero en esta segunda encarnación los cómics no son sólo una manera de comentar la circunstancia histórica del consumo masivo del capitalismo de la postguerra, sino además un fenómeno de representación. Un lenguaje que habla y se manifiesta a sí mismo.

Por supuesto, la relación arte/cómics no es nueva. Empezando por Kline y Guston en los años 30 y Warhol y Lichtenstein en los años 60, pasando por Jim Nutt y Sigmar Polk en los años 70, Keith Haring y Basquiat en los años 80, para terminar en la explosión del neo-Pop y la manga de los años 90, con artistas como Raymond Pettibon, Enrique Chagoya, Arturo Herrera, Liza Lou y Julie Mehretu, el género continúa robusteciéndose...

Para continuar leyendo el artículo hacer clic [aquí]


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sábado, 28 de abril de 2007

Publicado el jueves 26 de abril del 2007

ARTURO ARIAS-POLO
El Nuevo Herald

No es un comercial de silicona ni un llamado a liberarse del sostén. En Private Landscape, Miguel Fleitas sólo se propuso homenajear a ese grupo de mujeres que un buen día decidieron aumentarse los senos ``para no quedarse atrás''.

''Muchas hispanas rompen con sus cánones culturales cuando llegan a este país. Una vez que dan ese paso, elevan su ego, pierden el miedo y se disponen a competir'', comenta el artista cubano de 51 años.

Con el fin de destacar el volumen de sus torsos, el pintor escogió formatos de 60 x 48 y armó su fiesta de color con óleos, acrílicos y los medios mixtos que se le ocurrían. Lo importante era traducir a sus lienzos la sensación de poder que sienten esas víctimas de la propaganda cuando se liberan de los designios de la madre naturaleza.

''Nunca he tenido una modelo delante'', aclara, ''Sólo me limito a mirar las mujeres que pasan por la calle. Ellas constituyen el 90 por ciento de mi trabajo'', explica.

En su primera exposición personal, Fleitas sacude al espectador con una propuesta repleta de connotaciones eróticas y maternales donde se descuidan los trazos académicos y abundan los ''brochazos sueltos'' propios de los impresionistas. Aunque se considera autodidacta, no niega que la impronta de Van Gogh y de Matisse se esconde tras las 29 telas donde reposan sus féminas. En definitiva, ambos son sus ídolos. Sin embargo, a la hora de reconocer el legado de los grandes que lo inspiran, no vacila en mencionar a Picasso y a los cubanos Víctor Manuel, Mariano Rodríguez y Mario Carreño; aunque advierte que la influencia de su padre, el desaparecido cineasta y artista plástico cubano Miguel Fleitas, determinó su formación.

Private Landscape es la culminación de un largo proceso de búsquedas a través de un sinfín de manifestaciones artísticas por donde ha tran-

sitado su creador: la actuación, la música y la televisión, un medio donde ha permanecido la mayor parte de su vida, ya sea en calidad de camarógrafo o de director técnico en las cadenas Telemundo y Telefutura. En cuanto a su labor como fotógrafo, sus trabajos han pa-

seado por varias muestras colectivas y en el 2002 se incluyeron en La Habana de mi corazón, 75 años de fotografía cubana, un libro editado por Gareth Jenkins publicado en inglés, francés y español.

''Nunca es tarde para pintar. Eso te lo ordena el corazón en el momento preciso'', dice tajante desde su estudio, el family hogareño convertido en laboratorio para soñar durante las madrugadas.

Su experiencia tras las cámaras ha sido el mayor estímulo para abordar la plástica, la manifestación donde se siente más cómodo y su mayor reto.

''Entiendo que la luz del sol es importante, pero yo pinto cuando la gente está durmiendo o se ha ido de fiesta'', aclara. Luego explica que hace una década decidió ''soltarlo todo'' sobre el lienzo, con tal de escapar del estrés que le provocó tres infartos cardíacos. Desde entonces, sus cuadros se han expuesto en galerías de Nueva York y Suramérica, y algunos reposan en colecciones privadas.

``Siempre he valorado la pintura en sentido general. Respeto todas las expresiones y sé que mi estilo es agresivo; pero yo no estoy pintando para complacer al cliente. Sólo quiero dejar mi legado''.

En este tributo a las operadas de Private Landscape, repetitivo en cuanto a temática se refiere, Fleitas rompe la monotonía con la inclusión de Mulatas en la marina (óleo y acrílico, 36 x 24), donde su trazo es tan libre como las figuras que corren por la playa. En el caso de Homenaje a mi padre (óleo, 60 x 48), su veta de paisajista se pone en función del tema, una senda sin caminante dominada por las sombras y la melancolía; elementos fugaces en la obra de este artista que retoma el colorido para Angela en la esquina (óleo sobre lienzo 24 x 48), un retrato donde demuestra que el cuerpo femenino en su totalidad lo excita tanto como un busto artificial.•

aarias-polo@herald.com

'Private Landscape', de Miguel Fleitas en Out of The Blue Café, 2426 NE 2 Ave. (305) 573-3800. Abierta de 9 a.m. a 8 p.m. hasta el 6 de mayo.


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domingo, 25 de marzo de 2007

14/03/2007

Por Elena Horálková

Cristian del Risco es un pintor cubano que estudió arte en Miami y desde hace cuatro años vive en la República Checa. Sus pinturas, gráficas y colages se exponen en estos días en dos galerías de Praga.

Cristian del Risco
Cristian del Risco



¿Podría presentar sus cuadros?

"Son diversos colages con fotografías. En mi obra utilizo también un cierto tipo de iconografía. Los iconos se repiten en varios cuadros que representan dibujos en lienzo o dibujos hechos con lápiz.

¿Tienen un tema central?

"No. Los temas que trato en mi obra son diversos, de manera que resulta imposible definir un tema principal".

La exposición se titula "Ilusión, desilusión". ¿Podría explicar porqué?

"Está vinculado con la propia vida. Uno se hace muchas ilusiones. El resultado es a veces positivo y a veces negativo".

¿Tiene algo que ver con su propia experiencia?

"Sí. Aunque últimamente las cosas me están saliendo muy bien. Pero siempre existe la opción de que las cosas al final no salgan como uno quiere".


¿Cuándo comenzó a pintar?

"Ya en Cuba. Pero me parece que comencé a interesarme seriamente por la pintura cuando me mudé a Miami, es decir, en la escuela secundaria".

¿Qué le impulsó hacia la pintura?

"El impulso principal fue mi propia voluntad. Aunque es difícil ganarse la vida como artista, me parece que el arte me da mucha libertad y llena mi alma con tranquilidad. Medito mucho cuando pinto".

¿Resulta difícil para un artista joven imponerse en la República Checa?

"Ha sido un poco dificultoso. Hasta el momento la mayoría de mis cuadros se exponía en una galería fotográfica del histórico Barrio Pequeño, de Praga. Pero últimamente había contactado conmigo el propietario de otra galería de la capital checa, el señor Navrátil, donde
se halla instalada actualmente una parte de mis pinturas. También en Miami estuve exponiendo en varias galerías".

¿En qué países conocen su obra?

"Además de Miami, Florida, estuve exponiendo también en Mongolia".

¿Hay pintores que le sirven como ejemplo?

"Sí, hay muchos pintores cubanos y latinoamericanos que me gustan. Con frecuencia encuentro sus pinturas en las galerías underground de Internet".

¿En qué se inspira?

"Un fragmento de pintura o fotografía me inspira".

¿Cuáles son sus planes para el futuro?



"Quiero seguir creando. Ahora tengo varios proyectos que tengo abiertos. Se trata de series que debo terminar y después empezar nuevos proyectos".

¿Prevé quedarse en Praga?

"De momento quisiera establecerme en Praga. Pero quiero viajar como turista a Marruecos y al Sur de España".

¿Tiene un lugar preferido en la capital checa?

"Praga entera me gusta. En cuanto a cervecerías y restaurantes, tengo con mi novia un lugar preferido en el distrito de Barrio Pequeño donde cocinan muy bien. Me encantan los platos checos. Sobre todo el "gulash" y la "svickova"."


Foto: autora




sábado, 3 de marzo de 2007

Publicado el 03-03-2007

Por Guillermo Cabrera Leiva
DIARIO LAS AMERICAS

Ileana Ferrer Govantes
Ileana junto a su cuadro La música de la selva, una de las numerosas obras expuestas en la amplia sala de exhibiciones del Centro Ignaciano para las Artes del Colegio de Belén. (Foto DIARIO LAS AMERICAS )

Con un despliegue de belleza, imaginación y variedad temática presentó en el salón de exhibiciones del Colegio de Belén, 500 W 127 Ave. Miami, una escogida colección de obras, en las que luce su visión martiana la artista cubana Ileana Ferrer Govantes.

Es bien conocida la tradición de cubanía que Ileana cultiva en sus lienzos. Desde la palma como reina del paisaje campestre, hasta la estrella y la paloma como símbolos de la patria y de la presencia de Dios en la historia de Cuba; desde la egregia figura de José Martí hasta la rosa blanca como símbolo del amor martiano.

Toda una gama de hermosas alegorías patrióticas rebosan en sus cuadros, pintados con la magia de su inspiración y la maestría de su mano de artista.

Exquisitos celajes, flores, rostros de niños, ojos visionarios y bellas manos de mujer van llenando armónicamente sus pinturas, dejándonos la impresión de un bello conjunto en que siempre sobresale la pureza de la mujer cubana, o la figura excelsa del Apóstol, o la simbólica flor blanca de la amistad martiana.

Ileana estudió pintura en la Escuela San Alejandro, en la Habana. En Cuba dio sus primeros pasos como artista del pincel, desarrollando en el exilio su obra más intensa – primero en Virginia y Washington. D.C. y posteriormente aquí en Miami – destacándose como muralista y retratista, así como creadora de un maravilloso mundo de símbolos patrióticos, del cual sobran los ejemplos en esta exposición.

Por los títulos de sus cuadros puede advertirse su pasión por el tema martiano. Alguna de sus obrs llevan nombres como estos: Las palmas son novias, Mi verso es de un verde claro, El canario amarillo y La niña de Guatemala – frases tomadas de los versos de José Martí, trasplantados al lienzo como estampas en que vibra su devoción por las cosas de Cuba.

En un elegante folleto ha quedado impresa la esencia de esta muestra de Ileana Ferrer Govantes. Es un bello recuerdo con lujosas reproducciones de algunos de sus cuadros, y el testimonio del poeta Orlando Rossardi, así como las palabras de presentación de Leopoldo Núñez, Diector del Centro Ignacianio para las Artes, del Colegio de Belén.




domingo, 11 de febrero de 2007

Publicado el 02-10-2007

Por Luis de la Paz
DIARIO LAS AMERICAS

La fuga, Ramón Alejandro
La fuga, Ramón Alejandro

En estos momentos dos importantes pintores cubanos, Baruj Salinas y Ramón Alejandro, están exhibiendo en Miami, lo cual constituye un aporte significativo al espectro cultural de la ciudad. Se trata de artistas que gozan de gran prestigio en el marco de las artes plásticas y son altamente cotizados en el mercado internacional.

En la Casa Bacardí de la Universidad de Miami, Salinas expone una retrospectiva de su obra. El público tendrá acceso a 23 lienzos que ofrecen una visión de la obra de este autor nacido en La Habana en 1935 y exiliado desde 1959.

Aunque la exposición es una retrospectiva, en la obra de Baruj hay una constante, el manejo, dominio diría yo, de las formas abstractas, lo que además de aportar un perfil preciso que identifica y distingue su trabajo, también establece un patrón que se mantiene firme en cada lienzo.

Sus cuadros transpiran espiritualidad, las mezclas de colores fijan sentimientos. En cada trazo creo ver perderse el color inicial al correr el pincel sobre la tela, para dejar un rastro de tonalidades que sugieren atardeceres, días nublados; provocan inquietudes sobre lo inhóspito y sideral, mientras que proponen espirales, algún que otro árbol, una palma tal vez o nubes que se agolpan y destellan.

Baruj Salinas estudió arquitectura, pero se dedicó por entero a la pintura. Vivió y trabajó 18 años en Barcelona junto a Antonio Tàpies, Joan Miro, Alexander Calder, y otros artistas importantes como Rufino Tamayo, con quien trabaja estampando litografías y grabados en los Talleres de La Polígrafa de Barcelona. En 1975 colabora con la Galerie Editart de Ginebra, Suiza. En esa ciudad establece amistad con la ensayista española María Zambrano, allí exiliada. También conoce a José Angel Valente, a quien ayuda en la preparación de un libro de poesía basado en el alfabeto hebreo. Baruj es de ascendencia judio sefardita. Tras dejar una importante huella en Europa, el pintor se establece en Miami, donde mantiene su incesante labor creativa, además de desempeñarse como profesor de pintura en el Miami Dade College (MDC).

Si Baruj trabajó arduamente y por muchos años en Barcelona, cerca de allí, en París, otro pintor cubano, Ramón Alejandro (1943), hacía lo propio. Aunque son dos estilos diferentes —formas y propuestas quizás antagónicas–, los une La Habana como ciudad natal para ambos y los dos se identifican con Miami. En esta ciudad han trabajado, vivido y hoy simultáneamente exhiben su arte.

La muestra de Ramón Alejandro, El vimana de la existencia, se presenta en la galería Latin Art Core, Maxoly, de La Pequeña Habana de Miami. Aunque hay algunas piezas que datan de los años sesenta, el grueso de la exhibición son cuadros pintados en el 2006, en París, a donde regresó el artista hace unos años, tras residir en Miami una larga temporada y otros fechados en La Habana donde permaneció unos meses el pintor y de donde salió afectado emocionalmente.

El sabor que deja estas nuevas telas de Ramón es muy grato. Son cuadros donde hay elementos infantiles, como un caballo de madera, un trompo, una cuchara y un reloj despertador; señales muy cubanas, entre ellas fichas de dominó, un palito de tendedera, dados, una carretilla y monedas cubanas. Son flechazos, dardos que penetran en el recuerdo más íntimo y personal. En las telas gravitan las abuelas, se distingue un bohío en la distancia, precedido por un palmar... Son cuadros cargados de simbología, coronados por papayas, guanábanas y otras frutas tropicales. En la obra de Ramón hay mucha vida y energía positiva, valores que a mi juicio llevan sus cuadros un paso más allá. Tal vez la pieza emblemática de esta exhibición sea La fuga, en la que una figura alada —¿el mítico vimana?–, evoca un pájaro que levanta a toda prisa el vuelo, para no quedar atrapado en una suerte de ciudad que lo pretende someter. Pero la imagen sugiere un transformer, esos objetos que adquieren distintas formas al plegar sus extremos.

Entre los cuadros que más impresionan, además de La fuga, están Las dos abuelas, La fragilidad y Homenaje a Carlos Enríquez.

En esta muestra con las obras más recientes de Ramón Alejandro, hay sin duda un acercamiento más intenso a sus raíces, a su pasado, a la familia, y al lugar más intenso que la memoria guarda: la infancia. El pintor es un hombre de muchos mundos, de muchas ciudades, capaz de recorrer el estado de Minas en Brasil, los Andes y la Patagonia, para luego detenerse en España, Grecia, Egipto, Turquía y Francia, donde trabajó mucho tiempo antes de comenzar esta nueva etapa entre París, Miami y La Habana.

Los cuadros de estos dos artistas cubanos, Ramón Alejandro y Baruj Salinas, que se exhiben en Miami, revelan, a través de sus estilos y su visión de la plástica, la importancia de la pintura cubana en el mundo de hoy. La muestra Baruj Salinas, A Retrospective, se puede ver en la Casa Bacardí, 1531 Brescia Avenue, Coral Gables. Por su parte El vimana de la existencia de Ramón Alejandro, se exhibe en Latin Art Core, Maxoly, 1600 SW Calle.


jueves, 25 de enero de 2007

Bitácora Cubana
María Eugenia Caseiro
Miami, enero 2007

Pavo realEsas cosas que tiene la Internet, conocí a María Tuma, una pintora cubana que reside en Miami desde 1961 en que llegó de Cuba en compañía de su madre y hermano. Cuenta María que desde su educación temprana en el Instituto Edison de La habana, ya gustaba del dibujo y fue entonces premiada por ello la primera vez.

Como muchos otros aspectos importantes de la vida de esta mujer, pintora, escultora, poeta y con un extraordinario gusto por la fotografía, me llamó la atención no solo su trabajo y su forma de comunicarse a través del mismo, sino también aspectos de su lado humano; uno de ellos, es que comparte su gusto por la pintura y lo aprendido a l largo de su carrera, con alumnos de las escuelas de nuestro condado.

Aquí podría insertar muchos datos biográficos de María, todos muy interesantes, pero ellos están accesibles a través de su página en Internet que adjunto al final del presente artículo. Ahora me gustaría compartir la grata experiencia de conocerle personalmente, como lo hizo María con todos aquellos que fuimos a visitar su carpa en la reciente feria y exposición de arte que tuvo lugar el pasado 13 y 14 de enero en los jardines de la Universidad de Miami.

El calor era sofocante a pesar de la época del año, pero María se mostraba tan alegre como sus pinturas y hasta compartiendo su único asiento, incluso su agua potable con nosotros. Conocimos un poco más de cerca, no solo el arte de María Tuma, sino su personalidad franca y dinámica; su trato ameno, y especialmente su potencial para asumir varias perspectivas a la vez; lo mismo atendía a la joven cantante y amiga Michele Riu, que brindaba atención a cada detalle en las conversaciones cruzadas tan típicas de los encuentros alegres y parte de la jovialidad del cubano.

TangoBajo el amparo traslúcido de la tienda de María, se apreciaban los retratos de dos de sus pintores favoritos, un pavo real cuyo colorido fue capaz de acaparar mi visión por mucho tiempo; también un cuadro titulado Tango al que casi renombro tango rojo y que llamó mi atención por la mirada del bailarín ubicada en un punto dentro de la creación de su autora, pero lejos, muy lejos de la actitud del baile sin abandonarla.

María ha expuesto en varias galerías dentro y fuera de E.U. como lo hizo en Puerto Rico y Barcelona. En el Beaux Art Festival en la Universidad de Miami, se limitó al abstracto y realismo; contó en total con cuatro obras abstractas-expresionistas en acrílico y once realistas en óleo, entre las que encontramos una "Maria de Arco" ( auto retrato, óleo) y que María nos dijo haberlo pintado tras un reencuentro con Juana de Arco luego de leer la obra de María Elena Cruz Varela a petición suya, a lo que agrega Tuma:

“Siempre he pensado que una mujer será quien libere a Cuba, como hizo la Santa de Francia”.

Tal vez no sea una sola mujer, María, ni un solo hombre, pero bien vale la idea.

http://users.ifriendly.com/mariatuma2/


miércoles, 17 de enero de 2007

 

Publicado el 01-17-2007

Por Luis David Rodríguez

Norma Niurka, Ever Chávez, el pintor Ulises González y Mario Yanes
Norma Niurka, Ever Chávez, el pintor Ulises González y Mario Yanes

El Consulado General de México en Miami, a través del Centro Cultural, presentó la más reciente obra del pintor cubano radicado en México, Ulises González.

Esta exposición, en la que los asistentes pudieron admirar la excelencia de la pintura de este consagrado artista, permaneció abierta hasta el pasado 7 de enero.

En esta muestra titulada “Ego”, Ulises González revela el talento y profesionalismo mostrado desde su arribo a México en 1992, pues se trata de un artista que ofrece en cada tema una singular perspectiva estética. En “Ego” vuelve a revelarse la aproximación poética y analítica propia de un buen narrador. Ulises recurre al relato como si se tratara de un cortometraje, donde cada lienzo refleja la aprehensión de una imagen y el espectador se mueve de obra en obra para componer una historia de infinitas lecturas.

Durante los días de la exposición fueron tomadas estas fotografías, que nos complacemos en publicar. (Fotos Tony Joaquín).


viernes, 12 de enero de 2007

Armando Añel, Miami
viernes 12 de enero de 2007 12:46:00

Geyser, de Baruj Salinas
Geyser, de Baruj Salinas - Cuba Encuentro

El pintor cubano Baruj Salinas inauguró este jueves, en la Sala Bacardí del Instituto de Estudios Cubanos y Cubanoamericanos de la Universidad de Miami, su retrospectiva Claros del bosque.

Claros del bosque, con 23 lienzos en exposición, se mantendrá abierta al público hasta el próximo 15 de febrero.

"¿Cómo es que de la boca abierta —la sombría rasgadura del magma—, puede surgir la flor?", se pregunta el escritor cubano Lorenzo García Vega a propósito de la retrospectiva.

"Uno, el espectador de las pinturas de Baruj, comprende que bien puede estar frente a una paradoja, pues a la vez que sueña con un espacio cósmico, sabe que el viaje que le corresponde es el de un astronauta de lo minúsculo".

De origen hebreo y nacido en La Habana, Baruj Salinas se trasladó a Estados Unidos en 1959, residiendo en Texas y Miami. En 1974 se radicó a Barcelona, España, ciudad donde vivió durante 18 años.

En 1992, de regreso a Miami, el pintor y arquitecto cubano imparte cátedra en el Miami Dade College. Su obra, celebrada por la crítica, ha recibido favorable acogida en varios países de Asia, Latinoamérica y Europa.


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