Por Marino Martínez Editor Deportivo
Su historia está escrita con un bate y un mascotín. Mascotín y bate de oro puro. Su swing es el reflejo exacto de lo que es la ciencia del bateo. Jugador que no alardea de sus virtudes. Virtudes naturales regaladas por Dios y desarrolladas con amor, disciplina y constancia en el terreno de juego. En el terreno de juego donde lleva 20 años estremeciendo de emoción a las multitudes conectando jonrones, dobles, sencillos y remolcando carreras hacia el plato con su majagua prodigiosa.
Dos décadas recogiendo pelotas en la inicial, pelotas orgullo sas que no desean escapar de sus manos mágicas. Manos mágicas y bate prodigioso que han disfrutado millones de fanáticos y que son el producto de su talento pulido. Talento pulido con el alma, la vida y el corazón. Su corazón es de león y su vida es ejemplar. Vida ejemplar y corazón de león dentro y fuera del diamante beisbolero. Diamante beisbolero donde regala decencia y humildad. Humildad y decencia que lo ubica como un caballero del maravilloso deporte de las bolas y los strikes.
Palmeiro es el cuarto pelotero en sumar más de 500 jonrones y 3,000 imparables en Grandes Ligas. Se unió a Hank Aaron (3771-755), Willie Mays (3282-660) y Eddie Murray (3255-504). Sólo dos de ellos han logrado pegar más de 3,000 hits y 600 jonrones: Aaron (755 y 3771) y Mays (660-3282). Palmeiro necesita en estos momentos 34 jonrones para ser el tercer bateador de la historia en lograr dicha hazaña. [Continúa]
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