LYDIA MARTIN
The Miami Herald
Publicado el domingo 29 de junio del 2008
Cuando hay buena luz, uno puede pararse en el muro de contención detrás de la Ermita de la Caridad en Coconut Grove y ver con claridad del fondo de la Bahía de Biscayne.
Hay un montón de monedas, cada destello de cobre y níquel un ruego al destino. En cualquier tarde se puede escuchar el plop plop plop de las monedas al caer al agua. También hay uno que otro billete de dólar y uno se pregunta si habrá alguien lo suficientemente desesperado como para lanzarse al agua.
Mirar las aguas de poca profundidad es como meditar. Este lugar, que el aire bate constantemente, detrás de la Ermita de la Caridad, que lleva el nombre de la patrona de Cuba, es tan conmovedor como el edificio mismo, que se parece a una virgen de 90 pies cubierta por un manto y contemplando el mar...
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