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viernes, 19 de febrero de 2010

ABC.es
(Canarias) CULTURA-ESPECTACULOS,CINE

Rolando Díaz ha sido invitado por el director de dicho evento, el cineasta Fernando Pérez, autor de filmes como "Suite Habana", "La vida es silbar" y "Madagascar", informa la organización del evento en un comunicado.

La primera proyección incluye al filme de ficción "Cercanía" y el documental "Controversia" y se realizará el 24 de febrero en la sede de la Cinemateca de Cuba.

Rolando Díaz ha escrito y dirigido diecinueve documentales y seis películas de ficción y durante la década de los 70 y principios de los 80 del siglo XX realizó más de 70 ediciones del Noticiero ICAIC Latinoamericano...

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miércoles, 11 de julio de 2007

Entrevista con el Director de Cine ROLANDO DIAZ

Contacto Magazine
Por JESUS HERNANDEZ CUELLAR

El actor cubano Reynaldo Miravalles. (Foto: Cercanía)
El actor cubano Reynaldo Miravalles. (Foto: Cercanía)

Con mucha pasión y muchas dificultades para su distribución, el director de cine Rolando Díaz filmó en Miami el largometraje Cercanía, una cinta sobre la relación de un padre con su hijo, la lucha por la supervivencia de los exiliados cubanos y los eternos y universales sobresaltos del amor. Residente en Canarias, España, Díaz filmó esta película motivado por su experiencia en el sur de Florida, y porque creyó firmemente que se la debía a sus dos millones de coterráneos radicados en Miami, Cuba y el resto del mundo.

El siguiente es un diálogo entre Contacto Magazine y Rolando Díaz sobre esta película, sobre el cine cubano y acerca de las oportunidades que los nuevos medios como Internet ofrecen al mundo del cine.

J.H.C.- Tocar la realidad cubana desde el exilio es una meta compleja. ¿Cómo surgió la idea de Cercanía y cuál es el propósito de la película?

R.D.- La película surge de una necesidad apremiante; tenía que contar mi experiencia en Miami, pues aunque vivo en las Islas Canarias, España, visito con mucha frecuencia esta ciudad y le debía esta película a los cubanos, de dentro y de fuera. De alguna manera, es la experiencia de una buena parte del exilio, donde quiera que esté y sabía que también llegaría, a pesar de prohibiciones, con mucha fuerza a Cuba, como de hecho está sucediendo.

Otra cosa que me animó fue contar algo que mi hermano Jesús había limitado a la mirada de los de adentro (como lo hubiera hecho yo en aquel entonces) en su película de inicio de los 80, Lejanía. Quería complementar aquel acercamiento con una visión que estoy seguro Jesús, ya fallecido en el exilio, compartiría hoy, aunque por supuesto, que él la habría contado de otra manera. Quise hacer ese homenaje a mi hermano, una persona muy importante en mi vida.

Y la complejidad de la meta se hace más evidente a posteriori, una vez concluída la película. Cercanía es un film difícil de colocar en el mercado del Cine Alternativo y los festivales, muy dominados por la izquierda de mirada simplificadora u oportunista que cierra las puertas a este tipo de historias no vista con buenos ojos desde la Cuba oficial. Lo único que queda es la satisfacción de haberla realizado, pero como sabemos, no es suficiente, aunque siempre queda la esperanza de que algún día estas películas (Cercanía no es la única que ha corrido esa suerte) ocupen el lugar que les corresponde.

J.H.C .- Por lo que hemos visto, el elenco está formado por actores fuertes. ¿Cómo se produjo el proceso de componer ese elenco?

R.D.- No fue difícil hacerlo, en Miami reside una gran cantidad de actores cubanos de todas las generaciones, actores de calidad y prestigio. Muchos son buenos amigos míos y escribí el guión para los intérpretes que están en la película. Fue un gran privilegio para mí tener como protagonista principal a Reynaldo Miravalles y haber gozado de la confianza del resto del reparto. El crítico norteamericano Greg Baker escribió en el Miami New Times a proposito del estreno de Cercanía que Reynaldo Miravalles, Carlos Cruz y Ana Viña ( tres de los protagonistas de la película) son el equivalente para el cine cubano a lo que son Robert Duval, Jamie Foxx y Dianne Keaton para el cine norteamericano. Comparto su criterio.

J.H.C.- Los cineastas cubanos que viven fuera de Cuba se quejan de que tienen pocas oportunidades para producir temas cubanos. ¿Ha sido éste tu caso? ¿Has afrontado algún tipo de censura o limitaciones en este sentido?

R.D.- Censura de ideas ninguna. Escribí y realicé la película en absoluta libertad. Pero los recursos económicos fueron pocos, y aunque aportados con gran ilusión por mi pequeña empresa española y la ayuda de una fundación internacional, fueron los amigos y la familia los que pasaron un inmenso trabajo para poderla sacar adelante junto conmigo. El problema grande, que ya anuncié, viene a la hora de distribuir una película pequeña. Es catalogada de "local" por las grandes compañías de Hollywood que han proclamado que no les interesa el tema cubano, y como ya expresé, la indiferencia del resto del sistema; distribución y festivales, nos coloca en una situación difícil. La película es arrinconada y aunque el éxito en Miami y entre los cubanos en general, es muy alto, se produce un extraño proceso que la limita a otros públicos, cuando en realidad lo que cuenta el film es muy universal: El reencuentro de un padre y un hijo, separados por la emigarción y el exilio. La soledad de la vejez y el deseo de no dejarse vencer bajo ninguna circunstancia adversa y el amor, que es válido y hermoso a cualquier edad de la vida.

La universalidad del film la comprobamos en la premiere que realizamos en Berlín, ante un público compuesto en un 98% por alemanes, la respuesta fue muy cálida y cercana al conflicto de la historia. Me parecía estar en un cine de Miami, que recibió la película con extremo calor humano. Por cierto, que esa exhibición la preparó el cineasta cubano Fernando Pérez con el apoyo de los Cines Arsenal, toda una institución en Berlín.

J.H.C .- ¿Cuál es el presente - y el futuro - del cine cubano luego de la caída del Muro de Berlín y la desintegración de la Unión Soviética, es decir en el nuevo orden de hoy día?

R.D.- El cine cubano, en palabras mayores y siendo exigentes, está estancado. Será muy difícil, desde mi punto de vista, que hagamos, ni los de adentro, ni los de afuera, una sostenida cantidad de películas de calidad. Estamos demasiado sumidos en la inmediatez de nuestros asuntos, de una manera exageradamente próxima y pasional, en ocasiones también pretenciosa y el buen cine necesita de la distancia, de la reflexión a fondo, de la calma y la sencillez en la complejidad, circunstancias de las que, desdichadamente, por ahora, los cubanos no parecemos disfrutar. También necesitamos un clima de diálogo, de discusión de altos vuelos en lo artístico, abierta y sin barreras de ningún tipo y el momento no es nada propicio para eso. La Cuba fracturada continuará así por un tiempo. Al menos ese es mi criterio.

En cuanto a la producción referida a la cantidad de películas, el cine de adentro lleva ventaja al del exilio. Las subvenciones y las ayudas internacionales de diverso tipo, generalmente interesadas, continuarán llegando a la Isla, muchas veces respaldadas por organismos o cinematografías que ven un espacio de beneficio para invertir pequeñas cantidades que después hacen fácilmente rentables por los sistemas de ayuda al cine que tiene, por ejemplo, la Unión Europea. También se debe tener en cuenta que en Cuba existe la infraestructura que brinda el organismo estatal, el ICAIC que ofrece un fuerte apoyo y por ende, abarata el costo del producto.

Por su parte el cine del exilio sufrirá siempre el hecho de la discriminación al referirse al tema cubano y la tremenda eficacia de una brutal maquinaria propagandística al sevicio de demonizar y marginar (con más o menos sutileza en dependencia del caso y con toda la fuerza que conservan aun) todo lo realizado fuera de Cuba. A esto se suma la dificultad para producir por estos lares, donde sino hay resultados económicos, las cosas no funcionan. Así de claro. La única esperanza es sensibilizar a nuestro espectador y a posibles inversores y continuar insistiendo en la verdad que nos asiste.

J.H.C .- La cultura de masas ha triunfado a través de la televisión y la supertecnología del nuevo cine casi computarizado ¿Queda algún espacio para el cine de autor en este nuevo esquema, o está muerto?

R.D.- Muerto no está. Se da una contradicción, producir se hace y se hará más barato, las nuevas tecnologías digitales lo permiten, pero se chocará con la posibilidad de distribuir, que aunque es un sector que también se hace más abierto y accesible con la digitalización, sigue siendo difícil de penetrar a lo grande, sobre todos para productos tan específicos como podrían ser las películas cubanas realizadas desde el exilio por los motivos que ya he expresado anteriormente.

J.H.C .- Internet se ha consolidado como un nuevo medio. ¿Hay nuevas posiblidades para la producción cinematográfica en Internet o alrededor de Internet?

Internet, referido a este tema, es la libertad casi absoluta. Se puede producir y colgar en la Red lo que uno desee, pero sino viene la suerte, inesperada y caprichosa que te coloque en el número uno (Las Chongas de Hialeah son el ejemplo cercano más reciente en You Tube) se necesita de una gran publicidad y el "boca a boca", salvo muy contados casos, no puede suplirla. ¿Cómo das a conocer tu producto? Esa sigue siendo la gran pregunta. Para Internet y para lo que no es Internet. Es por eso que las grandes compañías del Audiovisual dedican más de la mitad de sus presupuestos al marketing y al mercadeo. Lo importante es que la gente se entere de lo que produces, incluso es más importante que la calidad del producto en sí, y eso es dramático para el cine independiente.

J.H.C .- Cómo se puede ver o adquirir Cercanía? ¿Algún sitio web o dirección fisica?

R.D.- En el caso específico de Cercanía, la película se puede comprar en Internet visitando la página web de la película o la de la compañía que la distribuye, LunaAzulFilms.


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lunes, 21 de mayo de 2007

SARAH MORENO
El Nuevo Herald

Cuando el hombre y la historia se hacen uno, no se puede desperdiciar ese caudal de información. Lo visto y oído por el periodista y cineasta cubano José Guerra Alemán encuentra su camino en Cuba Infinita, un libro que, como su autor dice, quiere contar la historia inédita o poco conocida de Cuba.

Guerra Alemán, a quien las anécdotas le fluyen con facilidad gracias a una memoria prodigiosa que mantiene fresca a sus 84 años, cuenta la génesis del libro, que él sitúa 25 años atrás, cuando comenzó a coleccionar postales y fotos de la isla, y dio con la primera tomada en exteriores de La Habana, en 1885, desde el teatro Tacón hacia las puertas de Monserrate. Pero la verdad es más abarcadora, la historia de este libro comienza en la segunda mitad del siglo XIX, su sustrato es la saga de una familia cubana y de una identidad nacional.

Guerra Alemán es nieto del general de la Guerra de Independencia José Braulio Alemán, miembro del estado mayor de Máximo Gómez y Secretario de la Guerra en el último gobierno de Cuba en armas. De niño, la casa de Guerra Alemán fue un altar de la patria, como él la llama, un punto de reunión de los veteranos de la guerra, donde paraban con frecuencia los presidentes, como Alfredo Zayas o Gerardo Machado, este último figura protagonista de la violencia de los Tristes 30, como titula el autor una parte de los cuatro tomos que componen Cuba Infinita.

''De adulto he visto los toros desde la barrera, siempre he tenido cierta timidez personal'', dice Alemán, a quien todos llaman ``Pepín''.

Es difícil creerle. Su espíritu aventurero lo ha llevado a participar en varios conflictos bélicos. En el año 43 se alistó en el Ejército norteamericano para combatir en la Segunda Guerra Mundial. Fue destacado en las islas del Pacífico y participó en la ocupación de Japón.

A su regreso a Cuba, en 1950, fundó Cineperiódico, un noticiero de cine con reportajes gráficos del acontecer diario, y fungió a la vez como productor fílmico de CMQ. Durante 10 años, hasta su salida del país, en 1961, tuvo la oportunidad de conocer y entrevistar a figuras de la vida política, social y cultural nacional. El carácter testimonial que estas experiencias le imprimen a Cuba infinita es uno de sus méritos.

La entrevista que le hizo al presidente Carlos Prío, en enero del 1953, en Nueva York, da pie para el fragmento del libro que Guerra Alemán titula con humor El collar de la reina.

'Prío me hizo la anécdota de cómo había llegado a la presidencia. Era uno de los candidatos, pero el favorito de Paulina, cuñada del presidente Grau y poder tras el trono, era mi tío, José Manuel Alemán. Paco, hermano de Carlos Prío, se entera de que un joyero de la casa Cuervo y Sobrinos le había enseñado a la Primera Dama un collar de esmeraldas y brillantes valorado en $80,000. Paulina se enamoró del collar, pero no lo compró porque dijo que era muy caro. Paco le dice a Carlos: `Si le regalamos a Paulina ese collar, neutralizamos el apoyo que está recibiendo Alemán'. Carlos le responde: '¿De dónde vamos a sacar ese dinero?' Y se le ocurre pedírselo a Ramón Crusellas, el dueño de la fábrica de jabones, de la que Prío había sido abogado. El empresario aceptó y así llegó Prío a ser el presidente'', cuenta Alemán.

Otra anécdota delirante es sobre el líder ortodoxo Eduardo Chibás, del que Guerra Alemán piensa, concordando con la opinión general, que era un político honesto. Pero Chibás le probó una tarde, en su penthouse del edificio López Serrano, que era mucho más. Corría el año 1948, y Guerra Alemán, que rodaba un documental en conmemoración de la muerte de Antonio Guiteras, esperaba sentado en la sala del apartamento, con otro grupo de personas, mientras Chibás tomaba una ducha.

'De momento oímos unos gritos: `¡Asesinos, ladrones, bandidos!' Ante los alaridos, corro al baño, entro y lo veo lleno de jabón. Le pregunto qué pasa y, muy calmado, me contesta: 'Me estoy acordando de estos bandidos que ejercen el poder'. Entonces me di cuenta de que era una persona obsesiva, que no tenía ecuanimidad. Mi reacción natural fue asustarme, pensando que le pasaba algo, y él me lo dijo como si fuera tan normal'', recuerda Alemán.

En 1958, Guerra Alemán fue uno de los tres periodistas cubanos que subió a la Sierra Maestra, invitados por Fidel Castro. Los otros dos fueron Agustín Ayes Soberón y Eduardo ''Guayo'' Hernández. Anteriormente sólo había subido la prensa extranjera.

'Subí solo con una cámara, con la intención de observar, para ver a aquella gente con espíritu renovador para la nueva Cuba. Estuve tres semanas. Tuve mis primeros encuentros `dialécticos' con el Ché Guevara. Observé que era arrogante, de una sinceridad brutal. Nunca me negó que era marxista'', recuerda Alemán.

El encuentro con Fidel se produjo en Las Vegas de Jibacoa, en lo alto de la Sierra Maestra. 'Fidel estaba comiendo, atendido por Celia [Sánchez]. Cuando termina de comer me lleva a un lado, me pasa el brazo por encima, y me dice sin preámbulos: `¿Cuánto tiempo crees que le queda a Batista?'. Yo había visto al ejército de Batista en Bayamo, y noté que se acuartelaba de noche, y dejaba al pueblo en manos del movimiento 26 de julio. Le dije: 'Creo que le queda muy poco, porque cuando un ejército se esconde es porque está acobardado, desmoralizado'. Se separó de mí, y tuvo esta reacción absurda: 'Aquí lo que importa no es Batista, aquí lo que importa es Trujillo'. Bastó para que me diera cuenta de que estaba en presencia de un loco. Capté que tenía delirios de grandeza, que pensaba en un destino napoleónico''.

Guerra Alemán recogió las impresiones de esta visita en el libro Barro y Cenizas, diálogos con Fidel Castro y el Ché Guevara, publicado en Madrid, en 1971. Antes había publicado en México el poemario, Aún hay luna en los cerros. En 1989 publicó en este mismo país la biografía de su abuelo, el General José Braulio Alemán, titulada Juro, pero no prometo.

''En toda mi prosa hay en elemento poético. Soy un poeta vergonzante, con afición por la historia'', dice Alemán, que se estableció en Puerto Rico en 1964 y desarrolló una carrera con la firma publicitaria para cine y TV, Guastella Film Productions, Inc. hasta 1990, que se retiró y posteriormente se mudó a Miami.

''El estilo bohemio de confrontar la realidad, de experimentar cosas nuevas donde a veces uno se tuteaba con la muerte'', que él reconoce siempre lo ha guiado, lo llevó a volver a vivir los rigores de la guerra, en Vietnam y en El Salvador. Esos recuerdos son material para un libro que planea escribir, porque su memoria no lo deja olvidar.

Por ahora, en la carrera contra el olvido ya lleva ventaja. Cuba Infinita prueba que el tiempo que se emplea para contar la historia nunca será tiempo perdido.•

smoreno@herald.com


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jueves, 17 de mayo de 2007

MANUEL EDUARDO SOTO
El Nuevo Herald

Steven BauerDirigir la primera película después de graduarse de la universidad no es una tarea muy fácil, especialmente cuando no se conoce muy bien el medio, pero Verena Faden, una miamense de 23 años, puede considerarse una profesional afortunada, ya que consiguió la colaboración de dos estrellas de nombre para llevar a la pantalla Category 4, sobre una familia cubana en crisis que debe hacer frente a un huracán categoría 4.

Faden, quien está a punto de graduarse en la Escuela de Artes Visuales de Nueva York, recibió la ayuda de valor incalculable del consagrado actor de cine Steven Bauer, protagonista de cintas como Scarface y La Fiesta del Chivo, y de la actriz de telenovelas Ivelín Giró, de destacada participación en El Zorro y Tierra de pasiones.

''Fue una experiencia muy linda'', dijo Bauer en reciente conversación con El Nuevo Herald desde Los Angeles, mientras preparaba maletas para viajar a Nueva York a filmar Session, donde le corresponde hacer el papel de un psiquiatra. ``Verena es muy preparada y me permitió participar en el casting. A Ivelín la conozco desde que era modelo en París y sé de su talento artístico, por lo que la recomendé para que fuera mi compañera en Category 4''.

Otro factor que llevó a Bauer a formar parte del elenco fue que a él le encanta ayudar a los jóvenes con talento, por lo que se interesó inmediatamente en la película de cortometraje de Verena, ``primero, porque era descendiente de cubanos y porque me impresionó por ser una persona tan decidida. Además, me contó que estaba estudiando cine en Nueva York, lo que me conmovió porque un hijo mío también está estudiando allí, aunque él es músico''.

Ivelín, por su parte, coincidió con Bauer en calificar de ''una experiencia muy hermosa'' su trabajo en Category 4. ``La directora estaba buscando una mujer mayor, pero yo le pedí que me diera la oportunidad de hacer una audición para el papel. Con la ayuda del maquillaje, lucía más severa y pensé en mi madre. A Verena la gustó mucho y me escogió''.

La bella actriz cubana aprovechó de elogiar en la entrevista con El Nuevo Herald a su compañero en el filme diciendo que ``Steven es un grandísimo actor, lo admiro muchísimo, es muy buen amigo en el trabajo. Hacía tiempo que no nos veíamos y se puso muy contento cuando me presenté al casting''.

Ivelín, para quien Category 4 es su tercera película, después de Bad Boy 2 y Hey DJ, contó que se introdujo tanto en su personaje que ``cuando se terminó la filmación, me quedé triste''.

Category 4 es sobre un matrimonio joven con dos hijos que se encuentran en una etapa crítica, pues ella no soporta a su marido, contó Ivelín, quien casualmente se encontraba en Miami en el momento de la entrevista, en un descanso de su trabajo en El Zorro, que se graba en Bogotá.•

esoto@herald.com

Estreno de 'Category 4' el 19 de mayo, a las 7:30 p.m., en el Teatro Tower, 1508 SW Calle Ocho. Para los boletos llamar al (305) 632-3113.


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domingo, 25 de febrero de 2007

Publicado el 02-24-2007

Por Luis de la Paz
Diario Las Américas

Agustín Blázquez
Agustín Blázquez

De las manifestaciones artísticas el cine documental tiende a ser una de los más ingratas, pues lleva en su hechura, generalmente, un mensaje de denuncia, o expone situaciones que no son del agrado de los gobiernos o instituciones. Si además el realizador es un exiliado de una dictadura de izquierda, como la cubana, entonces el trabajo, además de ingrato, se torna todavía más complicado, pues los centros (muchos de ellos dominados por izquierdistas residentes en los territorios de la derecha) bloquean estas realizaciones.

Consciente de esa realidad, el realizador Agustín Blázquez (Cárdenas, Matanzas, Cuba), no se ha detenido y se ha convertido en el documentalista cubano en el destierro más importante y con una obra sólida, trazada sobre la base de una serie titulada Cubriendo Cuba. Con él conversamos sobre su obra. Sus palabras, contundentes y precisas, explican porque en festivales de cine como el de Miami, bajo Nicole Guillemet (por suerte en su último año al frente del certamen), los documentales de directores exiliados han sido rechazados, entre ellos Las ratas debajo y Acto de repudio, de Blázquez.

1.— En general usted es un hombre versátil, se ha expresado como actor, pintor, guionista de cine y escritor de teatro. Cuéntenos de esos pasos en las artes.

— Desde que tengo uso de razón siempre quise estar en las artes y siempre mostré inclinación por el dibujo. Pero en mis sueños infantiles quería ser trapecista de circo, quizás influenciado por los circos que visitaban Coliseo, el pueblecito donde pasé mis primeros 7 años de vida. También, inspirado por el programa radial de Olga y Tony quería ser cantante. Al mudarnos para Limonar y tener televisión, me intereso también por ser actor. Sin embargo me atraían más las cámaras y el mecanismo de producir televisión y cine. Yo mismo construía en miniatura cámaras de TV y de cine, micrófonos, luces y escenografías similares a la de los programas que veía. Y frente al televisor hacía los movimientos de cámara que se producían en el programa. También jugaba con otros niños vecinos a que filmábamos películas. Esos fueron mis juegos de la infancia. Como adolescente empecé a estudiar formalmente actuación y teatro en la Academia Municipal de Arte Dramático de La Habana. Así di mis primeros pasos como actor y debuté en el teatro. También durante ese período es que escribí dos guiones infantiles para radio donde actuaba y cuatro obras de teatro. Estas nunca se llegaron a poner pues eran críticas del régimen castrista. Fue en esa época que tuve mi primera cámara de cine de 16mm y junto al desaparecido Manolo Martínez hicimos una peliculita con María Limonta, que también estudiaba actuación con nosotros. María era hermana de la bella y conocida bailarina de Tropicana, Mayda Limonta. Al irme de Cuba, en Madrid trabajé un año y medio como actor en la televisión española, primero haciendo extras y después pequeños papelitos y realicé dos trabajos en el teatro. También hice otras cosas, como organizarle la biblioteca a Gastón Baquero, con el cual tuve una buena amistad. En Madrid entablé una gran amistad con Guillermo Cabrera Infante y su esposa Miriam Gómez, así como con el poeta y escritor Alberto Baeza Flores, Elsa, su esposa y su hija Elsita Baeza que hacía cine y modelaba en aquel tiempo y trataba de empezar su carrera como cantante. En Estados Unidos, escribí dos guiones de cine para la estrella española Sara Montiel, pero ella era demasiado barco para tan poco capitán.

2.— Sus obras cinematográficas tienen como eje central la serie Covering Cuba. ¿En qué consiste ese proyecto?

—Ese proyecto que inicié en 1994 consiste en dar a conocer la realidad de Cuba. Se llama Covering Cuba (Cubriendo Cuba) por dos razones que uso para incriminar directamente a la prensa norteamericana. Primero porque cubren la noticia –muy mal por cierto–. Segundo porque ocultan la realidad proyectando una falsa imagen del tirano y de su régimen.

3.—Sus documentales van dirigidos en gran medida al público norteamericano. ¿Cuál es el objetivo?

— Decidí hacer todos mis documentales en inglés, primero por ser el idioma de este país y segundo pues es al público norteamericanos a quienes debemos hacer llegar nuestro mensaje y tratar de romper el férreo cerco de censura que nos ha erigido la malintencionada prensa liberal norteamericana. Los exiliados cubanos conocemos la historia muy bien, es al pueblo norteamericano a quienes debemos llevar nuestro caso. Si ellos estuvieran bien informados estarían de nuestro lado.

4.—¿Cuál de los documentales considera de mayor impacto y qué otros tiene proyectados?

—Creo que Cubriendo Cuba 3: Elián, Cubriendo Cuba 4: Las ratas debajo y mi último Cubriendo Cuba 5: Acto de repudio han sido los de mayor impacto. Desde enero que estuve en Miami para el estreno del último ya empecé a filmar las entrevistas para el 6 y 7 de la serie. No voy a decir de qué se tratarán, pero van a ser dos documentales que darán mucho de qué hablar.

5.—Acaba de estrenar Acto de repudio. Háblenos de ese trabajo y dónde se puede adquirir esos materiales.

Este documental sobre la historia y consecuencias del acto de repudio dirigido contra el guitarrista clásico Carlos Molina y su familia, se lo debo en parte a mi amigo, el guitarrista clásico Pedro Cañas, que fue alumno de Molina en Cuba y que me contó sobre su caso y me puso en contacto con él. Tengo entendido que la experiencia fue tan traumática para los miembros de la familia Molina, que no habían hablado públicamente mucho de todos los pormenores de este acto del salvajismo castrista. Aunque este caso no es de los peores que hayan ocurrido bajo la tiranía castrista, es un exponente de lo que también le puede suceder a un artista cuando quiere irse de ese país surrealista. También es un ejemplo de que la política y el arte están estrechamente ligados bajo el castrismo. Esto desmiente una vez más y públicamente a los colaboradores y agentes castristas en este país cuando la administración de Clinton puso en práctica los “intercambios culturales” con el régimen de Castro y estos proclamaban –ante las batallas que el exilio en Miami libró contra esta farsa–, que el arte no tenía nada que ver con la política. Estas declaraciones son falacias que sólo los ignorantes y mal informados se pueden creer. Por eso, con este documental también llevo el mensaje al mal informado público norteamericano de que en un régimen totalitario, el arte se usa con fines políticos. Y que al artista que no entra en cintura, no se le permite ejercer su profesión, ya que los artistas en Cuba son trabajadores empleados por el gobierno. La mejor forma de obtener mis documentales es contactando a mi distribuidor al teléfono 305 753-8610 o visitando el portal www.CubaCollectibles.com. Poniendo mi nombre completo irán al lugar donde están siete de mis producciones. Siempre digo que yo construyo las armas, es el exilio el que debe aprender a usarlas como es debido y distribuir nuestra verdad a sus amigos o instituciones norteamericanas. Esa es una forma de romper la censura de la prensa liberal en torno a la tragedia cubana.




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