El Periodico.com
NÚRIA MARTORELL
BARCELONA
Para los exiliados cubanos Willy Chirino es «un símbolo de libertad y de lucha», subraya Orlando Alcides, uno de los muchos compatriotas del cantante que el sábado no quisieron perderse el debut de su ídolo en Barcelona (la cita fue en el Sant Jordi Club). «Hoy es un día de fiesta, pero estamos de luto por la muerte de Orlando Zapata», se lamenta Manuel Rodríguez, otro asistente al recital, refiriéndose al preso político que falleció tras 85 días de huelga de hambre. ¿Y qué le parece que otros sigan ahora su ejemplo? «Me parece estupendo que luchen por sus ideales, pero me sabe fatal por ellos, porque Castro les va a dejar morir», responde sin titubear, mientras ondea una enorme bandera cubana con un imponente crespón negro en el centro.
Rodríguez tiene 31 años y lleva 15 afincado en Barcelona. «Quiero pensar que ya viene la libertad. Así tiene que ser, aunque sea por un proceso natural», suspira resignado. No tan optimista se muestra Yoel García, un joven de 17 años que no se cansa de repartir octavillas. «Hasta que no se mueran todos los Castro no hay nada que hacer; es un sueño imposible», se lamenta.
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