LLEGA LA HORA DE LA PRESENTACION EN MIAMI DEL BOLERISTA Y SONERO DE MAYOR PROYECCION DE LA ISLA
Hacía tiempo que el bolerista y sonero Issac Delgado venía llegando, como dice la canción de Willy Chirino, pero unos lazos fuertes con su madre --Lina Ramírez, actriz, cantante y bailarina, fallecida recientemente-- lo retenían en Cuba. Al haberse ido definitivamente, desde hace siete meses, quiere que se sepa que sigue siendo cubano, tanto fuera de la isla como dentro de ella.
'En un periódico en inglés me ponen `defector', que en español es desertor. Esa palabra se utiliza cuando un soldado abandona su bandera; si desertor es abandonar la identidad cubana, no soy un desertor, sigo siendo cubano, y estoy seguro de que la música mía se va a seguir escuchando en Cuba, en el underground. Es más, me han dicho que el disco [En primera plana, recién grabado en Miami con Sergio George] ya se está escuchando, por la izquierda o por la derecha, en Cuba''.
Ahora ensaya para su primer concierto en Miami en el inmenso James L. Knight Center este sábado a las 8 p.m., donde promete hacer un recorrido por su repertorio. Cantor romántico, fue además adalid del movimiento de la ''timba'', un estilo de los años 90 que tuvo visos de protesta, la canción urbana que interpretaba NG, del flautista José Luis Cortés, El Tosco, en cuya banda Issac fue la voz principal en 1988. Era una tónica distinta a la Nueva Trova, con letra satírica y sonido de fuerte percusión.
''El entredicho o el doble sentido siempre ha estado en la música popular cubana, tanto en lo social como en la sátira diaria'', acota el cantante. 'Falta el jamón y la gente lo tira a `bonche' y se creen que no se van a dar cuenta los que escuchan la canción. La 'timba' se gestó en la casa de Juan Formell [de la orquesta Los Van Van]'', sigue explicando, 'pero la palabra se usaba en las escuelas de arte cuando estaba prohibido tocar música popular cubana y sólo se podía tocar música clásica. En las horas libres, en los cubículos, iban a tocar la guaracha y el son, allá por los años 70. A las congas los rumberos les decimos tumbadoras y también `timbas'; de ahí salió la palabra. En los años 90, cuando NG La Banda empezó a tocar, le llamaron 'timba' a una combinación de batería con timbal y con muchos cierres de percusión, que al bailador de salón de hoy no le gusta''.
La 'timba' triunfó especialmente en discotecas para el turismo, en los años 90, pero también en bailes de salones populares como el Tropical, donde se bailaba sin pareja, moviendo el cuerpo con ritmos pélvicos hasta el suelo, eso que llaman ``el despelote''.
Los números de En primera plana tienen el estilo de salsa que baila la gente de ahora. Tienen el sello de la industria. 'Yo creo que `salsa' es una palabra inteligente, una etiqueta inteligente'', afirma Issac, 'agrupa una sonoridad con dos sonidos, dos sílabas. Yo tenía miedo de que la gente pensara que por el hecho de cambiar de hábitat iba a cambiar la `cubanía'. Y por eso hay un son chachá, Cemento ladrillo y arena, que comienza como son y al final es chachachá [donde colabora Cachao y también su gran amigo Gonzalo Rubalcaba]. También hay un changüí: la primera vez que en un disco de salsa se graba un changüí''.
También están ahí el salsero puertorriqueño Víctor Manuelle, en La mujer que más te duele, y Giovanni Hidalgo en las congas. Es posible que algunos de estos amigos lo visiten en su concierto, pero no quiere soltar prenda. ''No me quiero aprovechar de sus nombres'', confiesa.
Issac recuerda también el ''filin'', mezcla del jazz con el bolero. 'En los primeros discos tengo mucha influencia del movimiento bohemio que llamaban `filin', por mi madre, que fue fundadora de Las Mulatas de Fuego, con Celia [Cruz], una etapa muy linda en su carrera''. De noche había tertulias en su casa que le hicieron rechazar la música, la nocturnidad y, por eso, de adolescente, se hizo deportista. ``Los lunes descansaban los cabarets, y se iban a descargar a mi casa, entre otros, Meme Solís, porque mi mamá y Meme eran como una misma persona...''
De esas nostalgias pasa a estas realidades. En la carátula del disco escribe: 'Como artistas, somos ciudadanos del mundo, y como cubano, también soy Mariel, soy balsa, soy `pie seco y pie mojado', soy palma real, areca, tabaco y café''.
''Es que en otras partes del mundo no me había permeado tanto la situación del cubano'', explica, ``como lo de los muertos en el Estrecho de la Florida, que en Cuba, aunque se sabe, no lo vives, no lo sufres igual. Yo hablo con los cubanos aquí y a ninguno le gusta bañarse en la Playa porque los tiburones están ahí, porque por ahí pasa gente... Esto me ha hecho un daño espiritual''.
Algunos periodistas le preguntan por qué le da tanta importancia al concierto en Miami. ``Quisiera triunfar en Miami porque somos los únicos en desventaja con otros artistas de música tropical: los cubanos no vendemos los discos en Cuba, debemos tener una base en Miami. A los salseros de Puerto Rico no los sacas de allí, a menos que les ofrezcas algo muy bueno, porque se sienten bien allí''.
¿No se sentía bien en su país? ''Me sentía feliz por mi trabajo, pero me sentía atado por estar siempre con un lineamiento cultural, estaba amarrado a una forma que todo el mundo conoce, es una forma desmedida de dirigir los pasos de toda la gente. No quería pasarles ese legado a mis hijas menores, Maciel Alexia, de 11 años, y Dalina, de cuatro''. A ambas niñas las ha traído consigo y también a su hijo mayor, que colabora con él en su orquesta, una agrupación donde hay siete cubanos, tres colombianos, un puertorriqueño un peruano y un cubanoamericano.
Con esa mezcla, ¿cómo va a sonar el concierto? ''Va a sonar a Cuba, a Issac Delgado'', asegura.
olconnor@bellsouth.net
'Issac Delgado en concierto', sábado 23 de junio a las 8 p.m., en el James L. Knight Center, 400 SE 2nd Ave, (305) 372-4633. Ticketmaster.