Diario Las Americas
Por Armando Álvarez Bravo
Soy testigo de excepción de como pasa el tiempo, sus consecuencias y efectos, gratificaciones y golpes y pisadas en el corazón para los viejos poetas. De igual suerte de la forma en que asumen y asumieron esa realidad. Lo sé a partir de mi entrañable relación con tres grandes poetas: José Lezama Lima, Gastón Baquero y Eugenio Florit. Los marcos de sus vidas fueron muy distintos en su cotidianidad y circunstancia. Hicieron una magna obra contra viento y marea. Sin embargo, los vaivenes de la historia los afectaron de forma caudal. Ahora, cuando con mucha frecuencia vienen a mi memoria que cada vez los echa más de menos, busco una constante unitiva de su estar ante el mundo. No es otra que la soledad...
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