lunes, 3 de junio de 2013

LILIANA ZAMUDIO
SOUTH FLORIDA NEWS SERVICE

Ernesto Rolo
Ernesto Rolo dirige un equipo de 20 relojeros y técnicos en la tienda de reparaciones de relojes suizos Breitling, en el complejo de oficinas de Blue Lagoon, en Miami. Fotografía del pasado 10 de mayo. Allison Diaz / Para The Miami Herald

Cuando Ernesto Rolo tenía nueve años, comenzó a aprender el oficio de relojero en la tienda de reparaciones de su padre, La Habana, en La Habana.

La tienda, que con anterioridad había sido una pequeña cafetería, era una habitación de 5x7 con una vitrina llena de relojes, manillas y pulseras de piel. Las paredes de color verde pálido estaban llenas de viejos relojes.

“La tienda de mi padre era muy pequeña, y apenas había espacio para una mesa donde se reparaban los relojes”, dijo Rolo. “Con el tiempo, mi padre improvisó un ático al que yo tenía acceso por una escalera de metal. Ese espacio se convirtió en mi lugar de trabajo”.

En la actualidad, Rolo, de 62 años, dirige un equipo de 20 relojeros y técnicos en la tienda de reparaciones de relojes suizos Breitling en el complejo de oficinas de Blue Lagoon en Miami. Dieciocho son cubanos.

“Algunas de las personas que he contratado eran estudiantes míos en Cuba o son los hijos de mis estudiantes”, dijo Rolo.

Rolo ha encontrado un lugar único, junto con varios otros relojeros cubanos, que trabajan para las principales y lujosas marcas de relojes en el sur de la Florida: Cartier, Chopard, Bell & Ross y Breitling.

Hermes Bas, de 51 años, lleva trabajando como relojero en Chopard en Miami desde hace 10 años. Él y su hermano, Ulises, aprendieron el oficio de su padre cubano, Fernando, que era dueño de una relojería La Suiza, en La Habana.

Hoy día, Ulises, de 53 años, y su hijo, Andy, de 27 años, trabajan para TechnoMarine, la marca relojera suiza.

“Mi padre era relojero y también mi hermano y mi sobrino”, dijo Hermes Bas. “Aprendimos muchísimo de él”.

Después de haber estudiado en la Escuela Provincial en La Habana, donde obtuvo un certificado de especialización en relojería, Hermes Bas se mudó a Miami en 1980. Además de trabajar en Chopard, es uno de los pocos relojeros autorizados a reparar relojes Rolex en Miami. Rolex tiene tiendas y le otorga licencias a relojeros escogidos para que realicen los arreglos.

Adel Hernández forma parte de una nueva generación de relojeros cubanos. Trabaja en Richemont Group, la firma suiza que es propietaria de marcas exclusivas como Cartier, Piaget, Vacheron Constantin y Panerai. La firma tiene una oficina en Miami que se encarga de supervisar sus operaciones en América Latina y el Caribe.

“El trabajo de un relojero exige mucha precisión, una atmósfera tranquila y buena iluminación”, dijo Hernandez, de 34 años. “Requiere tener buena vista ya que uno tiene que trabajar con cientos de piezas pequeñas”.

Además de haber estudiado en Cuba, Hernández ha pasado cursos de capacitación en Suiza.

Hernández, uno de los relojeros más jóvenes de Miami, dijo estar preocupado por el futuro de la profesión. “No sé que va a ocurrir con los relojeros en el futuro. No hay muchas escuelas donde se pueda aprender el oficio”, indicó.

En Cuba, los relojeros trabajaban en tiendas independientes antes de la llegada de Castro al poder.

Poco después que Castro tomó el poder, el gobierno cubano nacionalizó muchos negocios privados. Para los relojeros, eso significó tener que trabajar en el Taller Universal, un centro donde trabajaban unos 300 relojeros en La Habana.

“El edificio donde estaba ubicado el Taller Universal había sido antes un teatro”, dijo Rolo, que empezó a trabajar allí en 1967. “Después se adaptó como centro de reparaciones para relocalizar a los relojeros cuyas tiendas habían sido confiscadas por el gobierno.

El centro tenía dos pisos y un sótano. En el primer piso, se reparaban relojes de muñeca, en el segundo, relojes despertadores. El sótano se usaba como almacén para guardar los relojes de pared y los relojes antiguos que fueron confiscados por el gobierno.

“En determinado momento, empezaron a llegar los relojes soviéticos, y nos quedamos sin piezas de repuesto para arreglar los relojes suizos”, dijo Rolo. “Tuvimos que aprender a fabricar las piezas”.

En 1982, Rolo llegó a Estados Unidos. Se estableció primeramente en Nueva York, donde trabajó en la firma North American Watch Company durante 21 años. Más tarde, se mudó a Miami, y empezó a trabajar en Breitling.

“Durante 31 años, sólo he trabajado en dos compañías en este país, donde he aprendido mucho. He tenido mucha suerte de haber aprendido tanto”, dijo Rolo. “Al tener que trabajar con muy pocas piezas de repuesto y herramientas durante muchos años ha hecho que los relojeros cubanos se hayan convertido en sumamente capaces”.

Juan López Davies, de 40 años, director regional para América Latina y el Caribe de Movado, reconoce el talento de los relojeros cubanos.

“Con el resurgimiento en los años 80 de los relojes mecánicos, la necesidad de relojeros altamente capacitados para reparar los complicados movimientos de estos relojes ha aumentado”, dijo López Davies. “Los relojeros cubanos son muy dedicados, capaces, inventivos y precisos en su trabajo, del mismo modo que el tiempo es preciso”.

Tomado de: El Nuevo Herald

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3 comentarios:

  1. Anónimo12:57:00

    si, los relojeros cubanos son muy capazes y muy creativos y han triunfado en Miami pero nunca se habia difundido su trabajo, mil gracias al que logro que ese trabajo se publicara ya que puso el prestigio de los relojeros cubanos bien en alto en Miami y en el mundo

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  2. Anónimo13:13:00

    si los relojeros cubanos son muy Buenos nunca se habia hecho un trabajo asi que se conociera en Miami y en el mundo, gracias al que tuvo la magnifica idea de poner bien en alto el prestigio de los relojeros cubanos

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  3. Anónimo19:59:00

    Realmente es muy mercido este reconocimiento al trabajo de los relojeros cubanos ya que muchos no conociamos sus logros en el exilio y la tradicion familiar que ha implicado este delicado trabajo.

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