viernes, 2 de junio de 2006

ANDRES REYNALDO
El Nuevo Herald

Si usted es viejo pero viejo de verdad, podrá volver a comprobar el próximo sábado que en las buenas tradiciones late un caudal de renovación, cuando debute la columna El ojo de Adán, firmada por Orlando González Esteva, en el espacio que durante años ocupó el recién desaparecido cronista deportivo y costumbrista Fausto Miranda.

''Fausto ayudó a perpetuar una Cuba que ya no existe ni existirá jamás otra vez. Orlando es la visión de otra generación, con otros ojos y otra voz, pero con el mismo amor profundo por la tierra cubana'', dijo Gloria Leal, directora asociada de El Nuevo Herald, que tiene a su cargo la sección de Galería.

González Esteva, de 53 años, es uno de los principales poetas cubanos de su generación, además de un conocido intérprete y estudioso de la música de su país y América Latina. Nacido en Palma Soriano, en la actual provincia de Santiago de Cuba, desde 1965 se radicó con su familia en Miami, donde ha sido un infatigable protagonista de la vida literaria y musical. El dúo de Mara y Orlando, que integra junto con su esposa, ocupa un lugar privilegiado en la preferencia de los miamenses.

En 1975, obtuvo una maestría en Literatura Hispanoamericana y Española en la Universidad de Washington, de Saint Louis, Missouri. Autor de más de una decena de títulos de poesía y prosa, el pasado año dio a conocer en España y México, respectivamente, los poemarios Casa de todos, de la editorial Pretextos, y La noche y los suyos, de Ediciones Solar.

Entre su extensa labor de rescate y reelaboración de las raíces culturales de Cuba destaca el libro Concierto en La Habana, publicado en el 2000 por la colección Libros de la Espiral, de México. Una hermosa antología de textos de autores cubanos y extranjeros que rinden homenaje a una de las ciudades más ricas en historia y arquitectura de América.

La columna de Miranda, Si usted es viejo, pero viejo de verdad, llegó a convertirse en un clásico del periodismo cubano de todos los tiempos, con una audiencia tan creciente como devota. A la exhaustiva y sensible descripción costumbrista de la Cuba prerrevolucionaria, el legendario periodista añadía un humor sutil y una nostalgia cargada de humanidad. Su fallecimiento el pasado 9 de mayo, a los 91 años, dejó entre sus colegas y lectores una entrañable memoria de gran periodismo y ejemplares valores éticos.

González Esteva señaló que es un honor poder ocupar un espacio consagrado por un periodista de la talla de Miranda.

''Nos conocimos. Estuve en su casa en varias ocasiones'', dijo. ``Fausto fue un caballero cordialísimo y un gran amante de la cultura popular''.

Las entregas de El ojo de Adán, que aparecerán cada sábado en las páginas de Espacios, descubrirán tópicos y hechos escondidos que sean de interés general y susciten el comentario de los lectores, dijo Leal. Sus temas estarán abiertos a todo el mundo hispano, agregó, pero ``con énfasis en sus raíces perdidas''.

Para González Esteva, esta labor representa ``una invitación para pensar sonriendo''.

''Chesterton decía que la diversión no estaba reñida con la seriedad'', precisó. ``Trataré de que sea cualquier cosa menos aburrida. Que desmienta esa percepción que tiene alguna gente de que sólo merece respeto la oscuridad y el mal genio''.


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