MERIDA, México
Se quedó con un juego de dominó en la cartera.
Lo llevaba de regalo junto con ropa nueva, juguetes, confites y galletas para los balseros cubanos, niños y adultos, que han estado más de 90 días detenidos en la sede del Instituto Nacional de Migración de Mérida. Pero a última hora removieron al delegado de migración que había dado el permiso y la entrega se suspendió hasta nueva orden.
Mairelys García lo lamentó profundamente mientras veía a los niños tras las rejas del centro de detención jugando bajo la lluvia.
''Mira como se pone la piel'', dijo, ``Pobres fiñes, no tienen la culpa, tres meses ahí metidos''...
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