Foto de Archivo
Posted on Sun, Jul. 30, 2006
By DANIEL FERNANDEZ
El Nuevo Herald
La soprano cubana Eglise Gutiérrez ha vuelto a hacer funcionar su magia en un nuevo papel, en este caso, el del Hada madrina, de la ópera Cendrillon (Cenicienta), de Massenet.
La puesta de la Santa Fe Opera que se estrenó el día 15 con un excelente reparto ha obtenido una elogiosa acogida de la crítica.
Gutiérrez, de quien hemos reflejado otros éxitos internacionales como su Lucía de Lammermoor en el Colón de Buenos Aires, provocó los comentarios más aduladores en más de un crítico, coincidiendo todos en que ella era ''un hada en un millón'', ''soprano de coloratura extraordinaria'' y que "iba a dar que hablar''.
Cenicienta seguirá en cartelera hasta el 24 de agosto en la Santa Fe Opera.
Cabe seguirse preguntando, cuándo la Florida Grand Opera contratará a esta talentosa cantante que surgiera de Miami; pero que ha tenido que ir a buscar el reconocimiento que merece en todas partes menos aquí.
El peso del canto, donde el que pierde gana
La reciente transformación de la diva Deborah Voigt que se hizo la famosa operación de bypass gástrico y logró perder gran cantidad de peso, ha puesto nuevamente en el candelero la polémica de la importancia de la apariencia personal en el mundo operístico contemporáneo.
La soprano cubana radicada en Miami, Elizabeth Caballero confiesa que ese gesto la inspiró a ella también a perder más de 40 libras: "Ella hizo ese sacrificio, porque por culpa de su peso había perdido un contrato con el Covent Garden de Londres. Ahora que bajó de peso, la volvieron a contratar''.
Algo parecido le pasó a Caballero con cierta compañía operística de la que no quiere revelar el nombre. Ya la habían escuchado cantar; pero no le habían dado una respuesta concreta. "En cuanto mi agente les dijo que había bajado de peso, se interesaron por escucharme de nuevo, y ahora me dieron un papel que cantaré próximamente''.
La calidad extraordinaria de Caballero es bien conocida del público miamense, donde la hemos visto desde Musetta en La Boheme, con la Florida Grand Opera, hasta en el rol titular de María la O, con Proarte Grateli; pero si bien, antes no le faltaba trabajo a la joven diva; ahora, con su nueva figura, los contratos le llueven: "Abriré la próxima temporada con la New York City Opera con la Musetta de La Boheme. Luego voy a la Florentine Opera en Milwaukee, Wisconsin, para cantar la Donna Elvira en Don Giovanni. Luego regreso a Miami, donde me han contratado como sustituta para el rol titular de Manon Lescaut con la FGO. Más adelante está la Violetta de La Travita, con la Mobile Opera, la Nedda en I pagliacci, con la Minesotta Opera, y Susanna en Las bodas de Fígaro con la Seattle Opera''.
Caballero aclara que no sabe si los nuevos contratos se deben ''a que perdí peso o a que canté en Nueva York''. Admite que pueden ser una combinación de razones; pero "sin duda la imagen se está volviendo cada vez más importante en la ópera en nuestros días''.
Como bien apunta la cantante este es un hecho que puede verse desde distintos ángulos. "Es bueno, porque atrae mayor cantidad de público a este gran género artístico, pero también es malo; porque pienso en todos los grandes artistas cuyas figuras no se corresponden con lo que ahora se espera y eso es una gran pérdida para la ópera''.
En cuanto al mito de que la pérdida de peso puede dañar la voz, Caballero está convencida de todo lo contrario. ''La confianza en sí mismo le da más fuerza a la expresión artística. Yo creo que Deborah está cantando mejor que nunca, y yo también me siento muy contenta con lo que estoy logrando. Espero que cuando regrese pueda cantar mucho en Miami'', comenta risueña.
dfernandez@herald.com
0 comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por su comentario. Le agradecería que facilitara una dirección de correo electrónico válida en el caso de que necesite alguna precisión. Gracias.