Sirviendo a los demás.

Publicado el 02-23-2007

Por Iliana Lavastida Rodríguez
Diario Las Américas

Doctora María Elena Torres

“Primeramente, amo mi profesión y en su desempeño trato de aplicar la compasión que Cristo predica en sus enseñanzas”, Dra. María Elena Torres.

El gozo de la existencia se disfruta a plenitud cuando el sentido de nuestra misión en la vida encuentra su espacio y se materializa. Quizás por eso María Elena Torres es una de esas personas que contagian con su alegría y optimismo pues convierten el desempeño de su profesión en un placer cotidiano.

Cubana de nacimiento y con la costumbre de ayudar al prójimo que le viene como herencia de una abuela, según recuerda, María Elena encontró su vocación en la medicina, el día que recibiendo una lección de psicología descubrió el interés por la salud.

Se especializó en cuidado familiar y desde 1984 se involucró en el tema de la diabetes que considera una verdadera epidemia en la población hispana de los Estados Unidos “porque hay mucho desconocimiento acerca de las causas que propician la proliferación de esta enfermedad, de origen metabólico”.

Los servicios que ofrece María Elena Torres en la Clínica San Juan Bosco, abarcan la atención a los pacientes desde el punto de vista clínico, pero además, una variante de educación para la salud que desarrolla mediante clases semanales, impartidas de forma gratuita, donde quienes asisten reciben el entrenamiento necesario para sobrevivir con la diabetes y controlarla, así como para poderla evitar, si es que padecen algunos de los factores de riesgo que la propician.

“El propósito de mi trabajo es inculcarles a las personas el auto cuidado para no llegar a contraer esta dolencia que principalmente adquieren los hispanos por hábitos de vida, sobre todo si se trata de personas que no tienen suficiente información y cultura alimentaria. En el caso de esta clínica, donde la condición social de los pacientes es muy humilde, la instrucción que brindamos puede significar extender la esperanza de vida”.

Entre la vida profesional y personal de María Elena Torres no existen paralelos, lo mismo recibe la llamada de un paciente para consultarle acerca de lo que debe comer, como la buscan porque necesitan consejos. “Mis pacientes son mis hijos, parte de mi familia, de observarlos puedo predecir el padecimiento que les aqueja y ciertamente, siento que Dios bendice cuando uno comparte el conocimiento. Muchas veces, sólo por falta de orientación a muchas personas se les agravan los problemas de salud y eso es lo que tratamos de evitar con nuestra atención”.

“Primeramente, amo mi profesión y en su desempeño trato de aplicar la compasión que Cristo predica en sus enseñanzas, pues ese debe ser el interés primero de un médico, con lo cual el paciente se siente atendido como ser humano y no como un medio para obtener dinero”.

María Elena, quien ha trabajado además en consultorios privados y hospitales, integra muchas de las organizaciones de carácter no lucrativo que recaudan fondos para investigaciones acerca de una cura para la diabetes y los medicamentos que pueden controlarla, tales como la American Diabetes Asociation, la International Diabetes Federation y la Juvenal Diabetes Foundation. De varios sitios de mundo ha sido invitada para entrenar, de forma voluntaria, a otros profesionales de la salud en cuanto a la atención de personas diabéticas. Al sur de continente latinoamericano ha viajado con estos propósitos, también a la India y a otras ciudades dentro de los propios Estados Unidos.

En cuanto a la posibilidad de que para esta grave enfermedad de la era moderna se encuentre una cura, María Elena Torres vive esperanzada porque igual que ella no repara en entrega, ni horarios para instruir con sus conocimientos, “muchos científicos del mundo que estudian la diabetes colaboran entre si para llegar a controlarla y evitarla”.