WILFREDO CANCIO ISLA
El Nuevo Herald
La activista cubana Rosa Berre, incansable promotora del periodismo independiente en Cuba, falleció ayer en Miami tras perder una larga batalla contra el cáncer. Tenía 64 años.
El deceso de Berre se produjo ayer por la madrugada en su casa del suroeste de Miami. Luego de experimentar una leve mejoría semanas atrás, el deterioro de su salud se hizo irreversible ante el avance de la enfermedad que la aquejó por los últimos dos años.
Pero el prolongado padecimiento no le impidió dedicar sus máximas energías al proyecto que había impulsado en el exilio para promover la libertad de expresión desde la isla: la agencia Cubanet, fundada en 1994.
"Fue una persona maravillosa para toda nuestra familia", expresó su hermano Antonio Berre. "La recordaremos siempre como una mujer honesta, sencilla, de mucha sabiduría y fuerza espiritual".
Nacida en La Habana en 1941, Rosa Berre estudió en la Escuela Normal para Maestros y luego en la Escuela de Periodismo de esa ciudad, aunque no llegó a graduarse de esta última.
Como muchos jóvenes de su generación, abrazó las ideas proclamadas por la revolución de Fidel Castro en 1959. Con apenas 18 años se desempeñó como secretaria del veterano dirigente socialista Carlos Rafael Rodríguez y más tarde pasó a trabajar como correctora en el periódico Hoy, por entonces órgano de los comunistas cubanos.
Fue en esa época que conoció a quien sería su esposo y compañero de toda la vida: Carlos Quintela, respetado líder de la juventud socialista. Juntos laborarían en el periódico Granma, donde fungió como diseñadora (1965-1968) hasta desatarse la purga contra la llamada microfracción.
Berre y Quintela fueron acusados de instigar al sectarismo y la división dentro del proceso revolucionario, y castigados a labores agrícolas en la provincia de Pinar del Río.
"Ellos tuvieron la dignidad de romper con la falacia revolucionaria desde el poder", consideró anoche Ricardo Bofill, presidente del Comité Cubano Pro Derechos Humanos. 'Sabían que lo perderían todo: los condenaron al ostracismo y se convirtieron en 'réprobos', que fue como los llamó Raúl Castro".
Impedida de retornar al periodismo por sus ''problemas ideológicos'', Berre se dedicó desde 1975 a la artesanía, destacándose por la singularidad de sus creaciones.
Al desatarse la crisis de la embajada del Perú en La Habana, en abril de 1980, Berre y Quintela estuvieron entre los miles de cubanos que ingresaron en esa sede diplomática con el fin de escapar del país. Tras enfrentar numerosos contratiempos y actos de repudio instigados por el gobierno, la familia pudo finalmente emigrar a EEUU durante el éxodo del Mariel.
Luego de residir en Atlanta, Puerto Rico y Virginia, Berre se radicó a partir de 1996 en Miami, donde abrió las oficinas de Cubanet. La organización se convirtió pronto en un vehículo fundamental de los periodistas independientes para promover sus artículos alrededor del mundo y romper la censura impuesta por el régimen castrista.
"Con su postura modesta, Rosa vivió una vida desafiante y honrosa", dijo anoche Humberto Castelló, director de El Nuevo Herald. "En Cuba encaró el castrismo; en el exilio fue pionera al fundar Cubanet, que abrió puertas al periodismo libre en Cuba".
Además de su hermano Antonio, la sobreviven sus hijas Nubia y Nivia, y su nieta Raquel. Quintela murió en el 2001. Respetando su última voluntad, su cadáver será cremado y no se realizará ceremonia fúnebre.
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