Dice que sólo huyó para jugar en el exterior.
Diario Las Americas
RÍO DE JANEIRO (EFE)
El jugador cubano de balonmano Rafael Capote, que desertó durante los recientes Juegos Panamericanos de Río de Janeiro, elogió a su país y dijo que apenas huyó debido a que no le permitían jugar con un club extranjero.
En una entrevista publicada hoy por el diario brasileño O Globo, el atleta de 19 años dijo no tener nada contra el gobierno de Fidel Castro y que tan sólo quería libertad para iniciar carrera en un club de otro país.
“No. No tengo nada (contra el régimen cubano). Todo funciona allá como una maravilla. Apenas no tenemos eso (libertad para salir)”, aseguró Capote en la entrevista al periódico carioca.
“¿Cómo no? (voy a gustar de Cuba). Es el país en donde nací. Me gusta mucho mi patria. Apenas no podemos jugar en un club de otro país”, reiteró el desertor.
Capote agregó que su única decepción en Cuba era que no lo dejaran iniciar una carrera internacional, ya que tiene grandes ambiciones en su carrera.
“La única manera de conseguir éxito (como jugador de balonmano) es jugando fuera (de Cuba). El balonmano tiene muchos campeonatos y partidos internacionales y la única posibilidad (de disputarlos) es jugando fuera, que era imposible”, agregó.
El atleta está entrenando con un club de la ciudad brasileña de Sao Caetano, con la que pretende disputar un campeonato en octubre próximo, pero agregó que su plan es buscar contrato con algún equipo europeo.
El jugador de balonmano ya inició las gestiones para obtener refugio en el país y el ministro brasileño de Justicia, Tarso Genro, ya garantizó que el atleta recibirá el estatus de refugiado “en el momento en que lo pida”.
En su entrevista a O Globo, Capote dijo que su familia está muy bien en Cuba y que ha hablado con todos sus parientes por teléfono sin ningún problema y que todos lo han apoyado.
Agregó que está consciente de que en caso de regresar a Cuba perderá todos sus privilegios como atleta, pero alegó que pretende volver en unos cinco años, cuando la ley le permite retornar en la condición de turista extranjero.
Dijo no estar arrepentido de su decisión, que la pensó durante mucho tiempo.
Al contrario de Capote, los boxeadores cubanos Guillermo Rigondeaux y Erislandy Lara, que también desertaron durante los Panamericanos, fueron deportados el sábado a su país tras haberse entregado a la policía y solicitado ser enviados de regreso.
Ambos dijeron estar arrepentidos, pero el empresario que los pretendía contratar así como quienes los acompañaron durante los días en que estuvieron desaparecidos en Río de Janeiro dijeron que los púgiles recibieron presiones para regresar a Cuba.
Rigondeaux, de 26 años y doble campeón mundial y olímpico, y Lara, de 24 y campeón mundial de la categoría welter, desaparecieron de la Villa Panamericana poco antes de presentarse al pesaje previo a competiciones en los Panamericanos
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